En la fila

En la fila

En la fila del banco había un ángel,
con alas maltratadas y neumonía,
las cajeras dormían y los clientes
miraban el reloj sin ver el muro.
Sólo los niños preguntaban hasta cuándo,
sólo el reloj negaba, encogiéndose de hombros.
Afuera la ciudad con su mentira,
luz opulenta y corazón oscuro,
adentro el ciudadano malherido
y esa fila larguísima y cansada,
soñando comprar sueños con un pobre billetito.
El ángel avanzó, palideciendo,
llegó a su turno ante las grandes cajas
y extendió una sonrisa cual pródigo efectivo.
–No hay fondos en su cuenta, dijo el serio.
–Pase el siguiente, dijo el guarda inerte y programado.
Cayó el ángel, murió, las cajas se atocharon de delfines
y una aureola rodó calles adentro hasta la esquina.
Con ella la anulada boleta del depósito de Dios:
“toda la dicha al hombre que atienda bien a un ángel”.

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07 09 12

Hermosa y triste alegoría, será que podremos comprar los sueños?
Felicitaciones y aplausos a tus letras gran poeta!
ab razos
ZZa

Creo que no, lo que podemos sí hacer es compartirlos. Un abrazo.