La vida después de la vida

Cuando cerramos los ojos, los abrimos de nuevo,
nuestra aura no muere, se divide en la tierra
y mientras tanto, desaparecemos del cuerpo,
convirtiéndonos parte de la misma naturaleza.

Regresamos lo que somos, pero más extensos,
miles y millones de partículas áuricas por segundo al cubo,
dando nuestra energía a las plantas, rocas y océanos
para un punto central del desarrollo de los humanos.

¡¿Humanos?!

Esa palaba no existe en estos principios,
los animales llevan la esencia de los ancestros,
damos la vitalidad a todo y volvemos a nacer,
para crecer y volver a ser lo que éramos en el ayer.

Nuestra mente es un conjunto de conocimientos
que se fue acumulando por siglos en los recuerdos
de las personas que pasaron por el tiempo pasado,
pero cuando abrimos los ojos, lo olvidamos.

Capaz los sueños son esas frágiles proyecciones
de seres que fueron seres comunes,
es muy posible que en el proceso de la reencarnación,
mil corazones pusieron un papel en un solo corazón.

Lo imposible es lo más posible ver en el presente
esta más allá de lo uno puede imaginar realmente,
las pista está en el más cálido silencio de nuestra madre,
oye esa melodía que dura para siempre.

No existe la metafísica, la ciencia o la alquimia,
todos tenemos esa luz que un día será devuelto
donde todo comenzó, donde el mundo inicio,
donde el universo se creó y ese origen se pintó.

Somos inmortales hasta un punto legítimo.