El moribundo

El moribundo

La poesía nunca fue mi amiga.
Esa me arañó, me desgarró la ropa,
me arrancó de los huesos cada lágrima que pudo,
me vendó, me vendió, me dedicó en el circo,
me alimentó de sueños, me desnutrió de hazañas,
me desnudó para amarme, así decía,
pero dejó mi cuerpo entre los mismos viejos dos bandidos.
Si la veo le disparo, si la alcanzo la beso,
si se deja la preño de mis propios sabores,
pero jamás, jamás, amigos míos,
la llamaré mi amiga, porque la amo,
y es que pese al dolor, ella es la amada
que de todo me redime cuando comprende que soy suyo
y que sólo entre sus brazos finalmente resucito.

01 05 12