A medida que giran los cielos
también se oyen canciones de cuna,
a los niños gigantes adormecidos
en sus cunas de arenas movedizas,
y al rey vestido con harapos
a un rayo encadenado
envuelto sus días de pañales.
Y en los árboles y arbustos
harán sus fábulas de prados
canciones los arroyos
zumbando decepciones,
con los reptiles siguiendo su camino
y en la jungla a las fieras
rugiendo, aullando....
del valiente, su éxtasis.
Para que en cada tienda y en cada choza
de todas esas tribus y clanes
las trompetas nocturnas ejecuten
el mismo himno de guerra en el hombre.
Rapsodias con perverso parlotear
con ruborosas sonrisas de doncella
armonizando con astucia
suelos desiertos sin dunas.
Y en esas profundidades
que vagan desnudas
con sus estrellas errantes
doblaran sus dones
en sus propios funerales.
Más la noche, esa hechicera
cuando funda sus canciones
a los desafíos y estribillos,
dichosos por encontrarse
sin afectarse,
oirán y comprenderán
en sus párpados
lágrimas que no escocerán,
ni harán verter a sus semejantes
sus silbidos y fechorías
como un endeble baluarte.
Para que el día pueda decir
con valor a la noche,
"la armónica canción del vencedor",
cuando surja por todos los rincones.
también se oyen canciones de cuna,
a los niños gigantes adormecidos
en sus cunas de arenas movedizas,
y al rey vestido con harapos
a un rayo encadenado
envuelto sus días de pañales.
Y en los árboles y arbustos
harán sus fábulas de prados
canciones los arroyos
zumbando decepciones,
con los reptiles siguiendo su camino
y en la jungla a las fieras
rugiendo, aullando....
del valiente, su éxtasis.
Para que en cada tienda y en cada choza
de todas esas tribus y clanes
las trompetas nocturnas ejecuten
el mismo himno de guerra en el hombre.
Rapsodias con perverso parlotear
con ruborosas sonrisas de doncella
armonizando con astucia
suelos desiertos sin dunas.
Y en esas profundidades
que vagan desnudas
con sus estrellas errantes
doblaran sus dones
en sus propios funerales.
Más la noche, esa hechicera
cuando funda sus canciones
a los desafíos y estribillos,
dichosos por encontrarse
sin afectarse,
oirán y comprenderán
en sus párpados
lágrimas que no escocerán,
ni harán verter a sus semejantes
sus silbidos y fechorías
como un endeble baluarte.
Para que el día pueda decir
con valor a la noche,
"la armónica canción del vencedor",
cuando surja por todos los rincones.
Última edición por Leyre el Jue Mayo 31, 2012 2:52 pm, editado 1 vez
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