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por Agrava su nocturno palpitar cual la Gaviota,
derrame de una flor cual mística deshoja
latido impreso, albura no es celaje, mota
cual despertar al frenesí despoja
y en su nocturna ala de son pareja no es simiente
cual la bandera a sü brebaje ala durmiente,
desde su oprobio la cuna no es bandera
de sü salada y dulce Primavera.
Angosta el frenesí, y acaba con el celo
la junta del albor radiante anuncia,
vespertina sobre el mar que evade toda nuncia,
asoma el esplendor y diafragma del recelo.
Estoca el ala herida, y mustia, ajuar decrece,
sobre el ala del timbal, la lluvia no es temprana,
a sü brebaje y tea efüsión es soberana,
sobre el ala del zagal que asoma mientras crece.
Asomo es del rubí, impropio cual celaje,
dormitorio estival, ralo paisaje
sobre el celado abismo pictórico del tiempo
atora musitando versos al denuedo, en campo.
Halo discordante, fervor de cuya rama,
asida noche crece, velando la marëa
de un solo frenesí que vasto la pelea
en solos cuellos daba, multitud derráma.
Asido y vulnerable, el rostro sin la bruma
que clara prisión cede, y azoga sin embargo
asoma sü rubor que frega cual la noche suma
incandescente paloma, atajo largo.
Y sin roër la mística del tiempo cual aflote,
la vespertina unción que demora la diadéma,
de su jirón no cabe purpurar que agote
la mística efusión que doblega y rema…
Acierto tal, cual un vasto pudor cede
en sombras, la mitad, la noche puede
asir vertiginosa, la sombra de la luna,
sedienta cual un mar que exorna bruna.
Velamen no es austero misántropo de noches
cardumen de señal, y oprobio hacia el milagro
de un carro celestial y asiduo tacto magro
que sobre el ébano se va, celestes broches.
Latido se compara, selecto el mar lo implora
asïduo tacto magro, cual ala que lo dora…
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