Mercedes:
La noche cede y presta luz a tus ojos,
estrellas de mi resguardo, amanecidas
y en tu sombra la mañana en tu silencio
escribe voz en mi voz y mis suspiros.
No quedo lleno ni vacío entre tus ojos,
no quedo mudo, pero quiero oír la música
de tu brisa, entre mis distancias huidas
que la timidez galopa como viento una bandera.
La distancia a tus ojos es el infinito
que una paloma ala entre los cielos
y una mariposa es tu sonrisa
cuando la lluvia da brillo a los cristales.
Murmura el viento
tu apacible lentitud
semidormida entre las horas, esperando
encontrar la sílaba desnuda
de mi congoja pintada como un cuadro.
Pude vestir la luna de tus párpados azules
entre la nieve de mi sastre hay un dormitorio de luz
que se abre al sol de tu sonrisa
cuando la ventana del amanecer
espera.
Besado oro mi diadema de noche
es entre tu boca aquella efímera canción
que susurrada al viento de mis velas
entre tus bucles me ara el corazón.
La luz de una vela
es en mi rocío
un amanecer que me desvela,
y alude mis palabras en la siesta,
tú eres el atardecer, mi despertar.
Llueve a cántaros, tengo frío de soledad
y moja mi suspiro un solo ángel
tus alas son mi vendaval.
Pero el alba todo lo compensa,
en tu risa, hay otro amanecer!
y es el silencio de mi alma que no pesa
mi boca quiere no más enmudecer.
Un sol, un día claro es la paloma
que a mis versos, tu mano toma.
La noche cede y presta luz a tus ojos,
estrellas de mi resguardo, amanecidas
y en tu sombra la mañana en tu silencio
escribe voz en mi voz y mis suspiros.
No quedo lleno ni vacío entre tus ojos,
no quedo mudo, pero quiero oír la música
de tu brisa, entre mis distancias huidas
que la timidez galopa como viento una bandera.
La distancia a tus ojos es el infinito
que una paloma ala entre los cielos
y una mariposa es tu sonrisa
cuando la lluvia da brillo a los cristales.
Murmura el viento
tu apacible lentitud
semidormida entre las horas, esperando
encontrar la sílaba desnuda
de mi congoja pintada como un cuadro.
Pude vestir la luna de tus párpados azules
entre la nieve de mi sastre hay un dormitorio de luz
que se abre al sol de tu sonrisa
cuando la ventana del amanecer
espera.
Besado oro mi diadema de noche
es entre tu boca aquella efímera canción
que susurrada al viento de mis velas
entre tus bucles me ara el corazón.
La luz de una vela
es en mi rocío
un amanecer que me desvela,
y alude mis palabras en la siesta,
tú eres el atardecer, mi despertar.
Llueve a cántaros, tengo frío de soledad
y moja mi suspiro un solo ángel
tus alas son mi vendaval.
Pero el alba todo lo compensa,
en tu risa, hay otro amanecer!
y es el silencio de mi alma que no pesa
mi boca quiere no más enmudecer.
Un sol, un día claro es la paloma
que a mis versos, tu mano toma.
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