Justicia, paz y verdad
Ya no quedan asesinos
que los deudos dejen ir,
ni el perdón les va a servir
si no cambian de caminos.
Ya no quieren los vecinos
de este mundo más dolencia,
la guerra por experiencia,
la represión por memoria
les hace ver que en la historia
nada nos da la violencia.
Así fue en las dictaduras,
en imperios y conquistas,
de muertos miles de listas
en trincheras y torturas.
O en las cárceles impuras
del mar o de un triste foso,
también en el calabozo
de América la doliente,
cinco siglos insurgente,
sin piedad y sin reposo.
Por suerte, aunque los mataron,
no murieron en mi gente,
allí cada cual presente
revive en los que lo amaron.
Te escondieron, te exiliaron,
quemaron casa y semilla,
mas por todo el mundo brilla
la paz de tu desafío
y en el recuerdo bravío
resiste tu luz sencilla.
Pero, digo, no se trata
de continuar la injusticia,
se trata de hacer justicia
con el impune que mata.
El que la vida arrebata
debe dar cuenta del hecho,
no sólo porque es derecho
de todo pueblo inocente,
además porque el presente
limpiar merece el desecho.
Al fin invoco al amor
como al ministro más justo,
si lo ven con rostro adusto
es porque entiende el dolor.
Él vio segada la flor,
él vio la cruz renovada,
pero sin lanza ni espada
propone un nuevo camino:
con paz forjar el destino
y con verdad su jornada.
15 03 12
Ya no quedan asesinos
que los deudos dejen ir,
ni el perdón les va a servir
si no cambian de caminos.
Ya no quieren los vecinos
de este mundo más dolencia,
la guerra por experiencia,
la represión por memoria
les hace ver que en la historia
nada nos da la violencia.
Así fue en las dictaduras,
en imperios y conquistas,
de muertos miles de listas
en trincheras y torturas.
O en las cárceles impuras
del mar o de un triste foso,
también en el calabozo
de América la doliente,
cinco siglos insurgente,
sin piedad y sin reposo.
Por suerte, aunque los mataron,
no murieron en mi gente,
allí cada cual presente
revive en los que lo amaron.
Te escondieron, te exiliaron,
quemaron casa y semilla,
mas por todo el mundo brilla
la paz de tu desafío
y en el recuerdo bravío
resiste tu luz sencilla.
Pero, digo, no se trata
de continuar la injusticia,
se trata de hacer justicia
con el impune que mata.
El que la vida arrebata
debe dar cuenta del hecho,
no sólo porque es derecho
de todo pueblo inocente,
además porque el presente
limpiar merece el desecho.
Al fin invoco al amor
como al ministro más justo,
si lo ven con rostro adusto
es porque entiende el dolor.
Él vio segada la flor,
él vio la cruz renovada,
pero sin lanza ni espada
propone un nuevo camino:
con paz forjar el destino
y con verdad su jornada.
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