La guerra de Kaazam

¡Hola!

Como verán soy nuevo en el foro.
Dejo aquí algunos textos de mi autoría y un link al primer ebook que me han publicado, el cual se encuentra para descargar de forma gratuita en Literanda, librería virtual de España.
Espero que lo que escribo sea de vuestro agrado y, de ser así, que decidan descargar el ebook.
Muchas gracias
Saludos


El choque con Kaazam

Soy perpendicular a ella,
en el mismo plano, en una misma dirección,
y el choque es tan evidente como inminente.
Después de sucedido el impacto,
seremos paralelos, líneas casi confundidas
en un mismo trazo, pero que seguirán siendo dos.

Las montañas de Kaazam

Bebo el licor de esas montañas
hasta caer de cabeza por sus laderas.
Me levanto y lentamente vuelvo a ascender.
Otra vez llego hasta la cima en busca del mágico elixir
de sus labios perfumados en flor.

A cada paso siento los latidos que acelerados
surgen desde sus entrañas, y al final, embriagado
de esa miel, me decido a descansar.

Contemplo la escasa vegetación que las rodea,
y en esa enorme planicie que se extiende más allá
de donde ven mis ojos, busco un sitio donde reposar.

Al poco de andar lo encuentro y me tiendo
sobre la hierba fresca. Y aquí estoy ahora.
Soñando con esas montañas
que me llevan a la locura.

Ojos y manos

Cierro los ojos y la veo,
los abro y la vuelvo a ver.
Abro las manos y la tomo,
al cerrarlas la dejo caer.

Apenas cae, cierro los ojos,
al abrirlos la veo desaparecer.
Al desaparecer cierro las manos,
y al abrirlas la vuelvo a tener.

Al tenerla cierro los ojos,
al cerrarlos no la puedo ver.
Al no verla abro los ojos,
y al abrirlos la vuelvo a perder.

Al perderla me corto las manos,
por haberla dejado caer.
Pero antes me arranco los ojos,
para ya no volverla a ver.

Bienvenido, Aljamod, un gusto tenerte en el foro, un gusto leer tus textos, esperamos por el link para conocer tu trabajo, y, por supuesto, te esperamos compartiendo con nosotros. Un abrazo, Óscar.-

Oscar64 escribió:Bienvenido, Aljamod, un gusto tenerte en el foro, un gusto leer tus textos, esperamos por el link para conocer tu trabajo, y, por supuesto, te esperamos compartiendo con nosotros. Un abrazo, Óscar.-

¡Hola, Oscar!

Muchas gracias por la bienvenida.

El link no pude postearlo, creo que por ser usuario nuevo; aunque por las dudas, volveré a intentarlo.

Debo confesar que si bien en un principio (hace 10 años) comencé escribiendo poemas, luego de un par de años me pasé a la prosa. Fue algo paulatino (extraña palabra), pero me sentí mucho más cómodo para expresar lo que quería. De todos modos, muy de vez en cuando me vi escribiendo algún que otro texto que podría ser considerado como prosa poética. Justamente, lo escrito en mis primeros años, se ve reflejado en “La guerra de Kaazam”, en donde hay algunos poemas.

En la actualidad no escribo poemas, por lo que más allá de unos pocos textos, mucho me temo que poco tengo para aportar a este foro.

Mis saludos, y muchas gracias por comentar

Link al libro mencionado:

literanda.com/index.php/autor/narrativa-contemporanea/al-jamod-camar/66-la-guerra-de-kaazam

Para no abrir un nuevo hilo que no contendrá poemas, a continuación dejo tres textos que podrían encajar dentro de la prosa poética.

Muchas gracias

Hermanas de la Caridad

Las hermanas elevan sus plegarias, que escapan hacia el exterior del oscuro recinto por las hendijas de las ventanas, como el humo que libra al fuego del penoso martirio de saber que un día, será sólo cenizas.

Tomadas de las manos, y formando una gran ronda bajo la cúpula, celebran su ritual de iniciación. Al círculo se han sumado dos hermanitas, que muy pronto pasarán a formar parte de la congregación.

Mientras las pupilas de las pequeñas se dilatan, sus apretados corazones buscan consuelo en la penumbra, hasta que sus manos se encuentran y unen el gran vacío de sus acongojadas almas, que aún sufren por la espantosa muerte de sus padres.

Luego de ser conducidas hasta el centro del círculo, y aun tomadas de la mano, las niñas son iniciadas.
Uno a uno se fueron abriendo los grandes postigos de las ventanas, y cuando el último fue al fin abierto, Lucrecia y Marian pasaron a formar parte de Las Hermanas de la Caridad.

Los Malditos

La humareda del edificio se disipa en grotescas figuras que parecen danzar. Su hediondez lastima mis narinas y me provoca violentas arcadas que no logro dominar.

Esas visiones fantasmagóricas existieron en noches profundas del tiempo, encarnadas en atroces ofrendas a una de las tantas divinidades surgidas del Sol.

Pero en esta noche última de decadencia, los inquisidores ya no vociferan encolerizados ni añaden más leña a la hoguera que en el Medioevo, avergonzó a la cruz.

Ahora, los cuerpos quemados son un calvario para los testigos que horrorizados, rezan las mismas plegarias que los malditos de aquel ayer, que hoy parece tan lejano.

El enemigo oculto

Amanece y, una vez más, las interminables hordas de grises están en pie. Guiados magistralmente por los capitanes, están dispuestos a dar la vida en nombre de sus profetas, y combaten al enemigo que desde la ignorada profundidad del pozo de los siglos, los martiriza.

Los generales, que ordenan los movimientos, son observados cuidadosamente por los herederos de la dinastía de titiriteros, que desde las alturas, imponen complejas estrategias de dominación establecidas en interminables algoritmos calculados por mentes brillantes, cuyos resultados son cada vez más precisos.

Desde los albores de la humanidad el enemigo oculto no ha cesado de acechar, siempre amparado en su prodigiosa exactitud, que exaspera a las grises hordas de los titiriteros.

Sin embargo, el enemigo oculto continúa transcurriendo. Y más tarde o más temprano, los impostores serán desenmascarados.