ENCUENTRO.
Hace muchos siglos te he buscado
por debajo del mar
en el calor de la nieve
en el arrullo de un beso.
Imaginando tu alma de púrpura aroma
sintiendo tu ausencia de azucena lejana
tocar tus sentidos de esmeralda perdida
robar tu mirada de seda olvidada.
Te busqué en el barco de los niños perdidos
en la calle donde mueren los locos
en el bar donde se suicidan los poetas
te busqué en la nube donde existe dios
persiguiendo tu perfume de estrella de miel.
Te busqué en el océano, en los escombros del frío,
(tanto tiempo imaginándote).
Te he buscado en el trigo imposible del desierto
en la sombra del sol
en la luna de hiel que cae a chorros
en esas noches de dulce soledad
sin ti.
En los azules del cielo
en las aguas congeladas del misterio,
cuando me aflige el frío, caigo de lleno y no te miro.
Me adentro en los sueños de niño
recordando que tú apareciste
antes del sueño aprendido.
El sueño era sueño y era desvarío
el sueño era el sur de mis adentros
el sueño era mar de azúl sombrío
el sueño era un dormir de mis gemidos.
Todo palpitaba al soñar tu labio tibio junto al mío
todo era agua bajo el fuego hervido del amor deseado,
de sentirte cerca de mi cuerpo
de comerme tu vapor incontrolable
de sorber tu carne que imaginaba en mis noches bajo el frío.
Todo era amor, amor y guerra al mismo tiempo
amor del sol, amor del vino
Amor a tu carne que deseaba, entre la multitud desconsolada
todo era deseo, deseo de ti
de amor, de nada.
De tus manos, tu cabello, tu mentón fino
era noche de vela frente a mis ojos decaídos
era eterno, era vacío,
infinito
tanta dicha afuera y mis mejillas
me mojaban hasta el piso.
Pero ahora que te tengo, todo es distinto
te tengo entre mis manos que se funden
en tu piel de mármol, en tu alma de guitarra, en tu piel de porcelana
y tengo mis labios tocando tu deseo, besando ya tus labios, tan hermosos
y del fuego
te tengo ahora en mi destino
y no quiero perderte otras tres vidas
y no quiero saberte en el olvido.
Quiero sumergirme en tu aroma, ahora que he renacido
vivirte a todas horas y matar los suspiros mezclados de cariño
en este reencuentro de nosotros
aún sin habernos conocido.
.
autores: Maryel y Quétzal Vallejo.
Hace muchos siglos te he buscado
por debajo del mar
en el calor de la nieve
en el arrullo de un beso.
Imaginando tu alma de púrpura aroma
sintiendo tu ausencia de azucena lejana
tocar tus sentidos de esmeralda perdida
robar tu mirada de seda olvidada.
Te busqué en el barco de los niños perdidos
en la calle donde mueren los locos
en el bar donde se suicidan los poetas
te busqué en la nube donde existe dios
persiguiendo tu perfume de estrella de miel.
Te busqué en el océano, en los escombros del frío,
(tanto tiempo imaginándote).
Te he buscado en el trigo imposible del desierto
en la sombra del sol
en la luna de hiel que cae a chorros
en esas noches de dulce soledad
sin ti.
En los azules del cielo
en las aguas congeladas del misterio,
cuando me aflige el frío, caigo de lleno y no te miro.
Me adentro en los sueños de niño
recordando que tú apareciste
antes del sueño aprendido.
El sueño era sueño y era desvarío
el sueño era el sur de mis adentros
el sueño era mar de azúl sombrío
el sueño era un dormir de mis gemidos.
Todo palpitaba al soñar tu labio tibio junto al mío
todo era agua bajo el fuego hervido del amor deseado,
de sentirte cerca de mi cuerpo
de comerme tu vapor incontrolable
de sorber tu carne que imaginaba en mis noches bajo el frío.
Todo era amor, amor y guerra al mismo tiempo
amor del sol, amor del vino
Amor a tu carne que deseaba, entre la multitud desconsolada
todo era deseo, deseo de ti
de amor, de nada.
De tus manos, tu cabello, tu mentón fino
era noche de vela frente a mis ojos decaídos
era eterno, era vacío,
infinito
tanta dicha afuera y mis mejillas
me mojaban hasta el piso.
Pero ahora que te tengo, todo es distinto
te tengo entre mis manos que se funden
en tu piel de mármol, en tu alma de guitarra, en tu piel de porcelana
y tengo mis labios tocando tu deseo, besando ya tus labios, tan hermosos
y del fuego
te tengo ahora en mi destino
y no quiero perderte otras tres vidas
y no quiero saberte en el olvido.
Quiero sumergirme en tu aroma, ahora que he renacido
vivirte a todas horas y matar los suspiros mezclados de cariño
en este reencuentro de nosotros
aún sin habernos conocido.
.
autores: Maryel y Quétzal Vallejo.
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