COMO A ESTE HERMOSO CAFE LO INTEGRAMOS GENTE DE MUCHOS PAISES, SERIA BUENO QUE CADA UNO EN EL SUYO PUEDA PEDIR LA REFORMA DEL CODIGO PENAL....MIREN POR FAVOR
Compartir este texto es un acto mínimo a nuestro alcance.
El horror de los abusos dentro y fuera de las familias y sus consecuencias; las violaciones y asesinatos tiene que tener un punto final...y la ley tiene una palabra.
"Seamos el cambio que queremos ver en el mundo"
M. Gandhi
No dejen de leer y si están de acuerdo reenviar.
Comparto con ustedes la carta que el padre de Cassandre, mujer asesinada el
Salta ha escrito para convocarnos desde su dolor.
Invito a que si nos conmovemos, organicemos cómo movernos para que el
feminicidio no quede impune... ni el de Cassandre, ni ningún otro.
Por Jean Jean-Michel Bouvier, padre de Cassandre
El viernes 15 de julio, en las alturas de Salta en el norte de Argentina, mi
hija Cassandre fue golpeada, violada y asesinada de un disparo en el medio
de la frente. En la morgue del hospital de Salta, sus grandes ojos negros
helados de espanto pero plenos de trágica determinación, así como las
numerosas marcas del desencadenamiento de las violencias padecidas por su
cuerpo, nos petrificaron de horror al padre, la madre, el hermano y la
hermana llegados hasta allí para honrar por última vez sus despojos y
llevarla de regreso con nosotros a Francia.
Al día siguiente, se impuso en mí la idea de que el encadenamiento de actos
cometidos primero contra su libertad de mujer y finalmente contra su vida
merecía una calificación específica que tuviese las mismas consecuencias
jurídicas que un crimen contra la humanidad. Al día siguiente, descubrí en
la embajada de Francia en Buenos Aires el concepto de feminicidio, común al
conjunto de América Latina. Había encontrado el estandarte del combate que
habría enorgullecido a mi Cassandre.
Inscribir el crimen de feminicidio en el derecho penal de mi país es desde
ahora el Grial de mis viejos días. El ser humano que golpea, viola y asesina
a una mujer porque es mujer y dispone de un ascendente físico sobre ella
será denunciado como un bárbaro y castigado al igual que quien comete un
crimen contra la humanidad. Lo mismo sucederá con quienes cometan este
crimen de forma colectiva.
Yo no soy nada sin el apoyo del conjunto de mujeres y hombres de buena
voluntad y sin el de las organizaciones que militan por los derechos humanos
y contra la violencia hecha a las mujeres. A Cassandre no le gustaban la
injusticia y sus consecuencias: la pobreza, la relegación, la exclusión. Le
gustaba buscar aquello que permitiese a las personas desfavorecidas salir de
su condición. Le gustaba ser solidaria con todos los que sufren y actuar por
ellos.
Espero de las autoridades ejecutivas y legislativas de mi país que afirmen
la necesidad absoluta de garantizar cada vez más los derechos de las mujeres
y particularmente su derecho a la libertad y al respeto de su integridad
física. El 1º de septiembre, le solicité al presidente de la República que
tomase la iniciativa en este sentido. Pronto me dirigiré al Senado y a la
Asamblea Nacional. Durante la próxima elección presidencial, pediré a los
candidatos que tomen posición sobre el tema. Llamaré a los electores a negar
el voto a los candidatos que no se hayan comprometido explícitamente por la
inclusión del crimen de feminicidio en el código penal.
La muerte de Cassandra y de Houria, su compañera de viaje, es ciertamente un
"caso policial" y es comprensible que sea borrado. Pero las condiciones
abominables de su asesinato son una negación de la mujer que merece un eco
mediático constante para la protección de los seres vulnerables.
Para aliviar mi dolor, le pedí a Cristina Kirchner, presidente de la
Argentina, la edificación de una estela conmemorativa en el sitio mismo en
el cual Cassandre y Houria fueron negadas. Durante una estadía reciente en
Francia, ella me dio garantías sobre este punto. En los sueños más locos,
imagino esta estela como la ilustración de una amistad franco-argentina
soldada contra el crimen de feminicidio. La imagino como la primera de una
serie que formará una guirnalda alrededor de la Tierra para dar testimonio
del combate incansable en defensa de la vida de las mujeres.
Gracias, Cassandre, por infundirme tu generosidad, tu entusiasmo y tu
corazón. Houria y tú son, desde ahora, para vuestras familias, ángeles
inseparables. Serán también heroínas para todas las mujeres argentinas y
francesas. Formulo el deseo de que lo sean también para todos los hombres
argentinos y franceses.
Compartir este texto es un acto mínimo a nuestro alcance.
El horror de los abusos dentro y fuera de las familias y sus consecuencias; las violaciones y asesinatos tiene que tener un punto final...y la ley tiene una palabra.
"Seamos el cambio que queremos ver en el mundo"
M. Gandhi
No dejen de leer y si están de acuerdo reenviar.
Comparto con ustedes la carta que el padre de Cassandre, mujer asesinada el
Salta ha escrito para convocarnos desde su dolor.
Invito a que si nos conmovemos, organicemos cómo movernos para que el
feminicidio no quede impune... ni el de Cassandre, ni ningún otro.
Por Jean Jean-Michel Bouvier, padre de Cassandre
El viernes 15 de julio, en las alturas de Salta en el norte de Argentina, mi
hija Cassandre fue golpeada, violada y asesinada de un disparo en el medio
de la frente. En la morgue del hospital de Salta, sus grandes ojos negros
helados de espanto pero plenos de trágica determinación, así como las
numerosas marcas del desencadenamiento de las violencias padecidas por su
cuerpo, nos petrificaron de horror al padre, la madre, el hermano y la
hermana llegados hasta allí para honrar por última vez sus despojos y
llevarla de regreso con nosotros a Francia.
Al día siguiente, se impuso en mí la idea de que el encadenamiento de actos
cometidos primero contra su libertad de mujer y finalmente contra su vida
merecía una calificación específica que tuviese las mismas consecuencias
jurídicas que un crimen contra la humanidad. Al día siguiente, descubrí en
la embajada de Francia en Buenos Aires el concepto de feminicidio, común al
conjunto de América Latina. Había encontrado el estandarte del combate que
habría enorgullecido a mi Cassandre.
Inscribir el crimen de feminicidio en el derecho penal de mi país es desde
ahora el Grial de mis viejos días. El ser humano que golpea, viola y asesina
a una mujer porque es mujer y dispone de un ascendente físico sobre ella
será denunciado como un bárbaro y castigado al igual que quien comete un
crimen contra la humanidad. Lo mismo sucederá con quienes cometan este
crimen de forma colectiva.
Yo no soy nada sin el apoyo del conjunto de mujeres y hombres de buena
voluntad y sin el de las organizaciones que militan por los derechos humanos
y contra la violencia hecha a las mujeres. A Cassandre no le gustaban la
injusticia y sus consecuencias: la pobreza, la relegación, la exclusión. Le
gustaba buscar aquello que permitiese a las personas desfavorecidas salir de
su condición. Le gustaba ser solidaria con todos los que sufren y actuar por
ellos.
Espero de las autoridades ejecutivas y legislativas de mi país que afirmen
la necesidad absoluta de garantizar cada vez más los derechos de las mujeres
y particularmente su derecho a la libertad y al respeto de su integridad
física. El 1º de septiembre, le solicité al presidente de la República que
tomase la iniciativa en este sentido. Pronto me dirigiré al Senado y a la
Asamblea Nacional. Durante la próxima elección presidencial, pediré a los
candidatos que tomen posición sobre el tema. Llamaré a los electores a negar
el voto a los candidatos que no se hayan comprometido explícitamente por la
inclusión del crimen de feminicidio en el código penal.
La muerte de Cassandra y de Houria, su compañera de viaje, es ciertamente un
"caso policial" y es comprensible que sea borrado. Pero las condiciones
abominables de su asesinato son una negación de la mujer que merece un eco
mediático constante para la protección de los seres vulnerables.
Para aliviar mi dolor, le pedí a Cristina Kirchner, presidente de la
Argentina, la edificación de una estela conmemorativa en el sitio mismo en
el cual Cassandre y Houria fueron negadas. Durante una estadía reciente en
Francia, ella me dio garantías sobre este punto. En los sueños más locos,
imagino esta estela como la ilustración de una amistad franco-argentina
soldada contra el crimen de feminicidio. La imagino como la primera de una
serie que formará una guirnalda alrededor de la Tierra para dar testimonio
del combate incansable en defensa de la vida de las mujeres.
Gracias, Cassandre, por infundirme tu generosidad, tu entusiasmo y tu
corazón. Houria y tú son, desde ahora, para vuestras familias, ángeles
inseparables. Serán también heroínas para todas las mujeres argentinas y
francesas. Formulo el deseo de que lo sean también para todos los hombres
argentinos y franceses.
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