Un hipopótamo caminaba,
por la selva, sobre un camino:
Su semblante se veía compungido
y la brisa de la tarde lo ignoraba.
Y en su periplo encontró un paquidermo
que lo miro con cierta confusión,
y quizás, de ver tal aflicción,
decidió hablarle sin miramiento…
“¿Qué sucede mi compañero, -dijo el elefante-
por qué esa cara de turbación;
Que te provoca tal conmoción
que no disfrutas del sol mañanero?”
“No me pregunte, señor elefante -respondió el hipopótamo-
que el problema que me atormenta
es tan amargo como la pimienta
y tan imponente como un estandarte”.
“Habla entonces, camarada -replicó el elefante-
deja ayudarte a llevar el peso:
Dale a tu angustia definitivo receso
e insúflale vida a tu mirada…”
“Lo que pasa, trompudo amigo -habló el hipopótamo-
es que soñé que en la selva volaba,
que no era una criatura desgarbada,
y de la gracia era su lazarillo…
Pero desperte y todo era mentira,
solo ensoñación sin ningún sentido;
En esta piel roñosa estoy sumido,
y mi fealdad es reconocida…”
“Pero que asunto extraño te atormenta -sonreía el elefante-
renegar de tu fuerza y autentica virtud:
Eres coloso entre tanta multitud,
majestuoso en toda la selva
te respetan los depredadores,
incluso el león te valora en demasía;
¿Para qué apeteces suscribir membrecía
a tales desvaríos de ojos perturbadores?”
“Pero no puedo volar a la luna-respondió-
ni tocár las estrellas sobre el aguacero;
¿Cómo puedo ser feliz siendo prisionero,
como olvido esta pena que en mi alma fulgura?”
El elefante, al ver complejo problema
comprendió a cabalidad la dolencia,
que le asolaba sin clemencia,
y se dispuso resolver el teorema
y no encontró método más adjunto
que invitarle a tomar una cerveza
junto a los rinocerontes, que con presteza,
aceptaron diligentes sumarse al asunto.
…La noticia se expandió veloz como el viento,
sumando a la fiesta muchos animales:
De todos los rincones acudieron a raudales
a hacerse presentes al etílico evento
Y las hienas bailaban reggaetón,
y un cocodrilo cantaba impostado tango;
El puma, ebrio, tocaba un charango,
y el simio, engominado, era el anfitrión.
Y todos bebían cerveza a raudales
sin ningún límite ni mínima mesura:
fue una velada de bohemia locura,
y las diversas especies compartieron fraternales.
….Pero de pronto llego el león a la fiesta,
contrariado por el desorden en demasía:
Buscando de quién era la autoría
de semejante bacanal, y exigiendo respuesta
y todos señalaron al hipopótamo deprimido,
que estaba durmiendo, vencido por el tequila:
Y sin más miramientos le pego con una silla
y de semejante golpe le dejó aturdido……
Y de esa manera, vapuleado y sin razón,
el hipopótamo soñó con sus amadas lumbreras:
Y aunque no voló del suelo, si toco las estrellas…
….Y de esta forma acaba tan singular narración.
por la selva, sobre un camino:
Su semblante se veía compungido
y la brisa de la tarde lo ignoraba.
Y en su periplo encontró un paquidermo
que lo miro con cierta confusión,
y quizás, de ver tal aflicción,
decidió hablarle sin miramiento…
“¿Qué sucede mi compañero, -dijo el elefante-
por qué esa cara de turbación;
Que te provoca tal conmoción
que no disfrutas del sol mañanero?”
“No me pregunte, señor elefante -respondió el hipopótamo-
que el problema que me atormenta
es tan amargo como la pimienta
y tan imponente como un estandarte”.
“Habla entonces, camarada -replicó el elefante-
deja ayudarte a llevar el peso:
Dale a tu angustia definitivo receso
e insúflale vida a tu mirada…”
“Lo que pasa, trompudo amigo -habló el hipopótamo-
es que soñé que en la selva volaba,
que no era una criatura desgarbada,
y de la gracia era su lazarillo…
Pero desperte y todo era mentira,
solo ensoñación sin ningún sentido;
En esta piel roñosa estoy sumido,
y mi fealdad es reconocida…”
“Pero que asunto extraño te atormenta -sonreía el elefante-
renegar de tu fuerza y autentica virtud:
Eres coloso entre tanta multitud,
majestuoso en toda la selva
te respetan los depredadores,
incluso el león te valora en demasía;
¿Para qué apeteces suscribir membrecía
a tales desvaríos de ojos perturbadores?”
“Pero no puedo volar a la luna-respondió-
ni tocár las estrellas sobre el aguacero;
¿Cómo puedo ser feliz siendo prisionero,
como olvido esta pena que en mi alma fulgura?”
El elefante, al ver complejo problema
comprendió a cabalidad la dolencia,
que le asolaba sin clemencia,
y se dispuso resolver el teorema
y no encontró método más adjunto
que invitarle a tomar una cerveza
junto a los rinocerontes, que con presteza,
aceptaron diligentes sumarse al asunto.
…La noticia se expandió veloz como el viento,
sumando a la fiesta muchos animales:
De todos los rincones acudieron a raudales
a hacerse presentes al etílico evento
Y las hienas bailaban reggaetón,
y un cocodrilo cantaba impostado tango;
El puma, ebrio, tocaba un charango,
y el simio, engominado, era el anfitrión.
Y todos bebían cerveza a raudales
sin ningún límite ni mínima mesura:
fue una velada de bohemia locura,
y las diversas especies compartieron fraternales.
….Pero de pronto llego el león a la fiesta,
contrariado por el desorden en demasía:
Buscando de quién era la autoría
de semejante bacanal, y exigiendo respuesta
y todos señalaron al hipopótamo deprimido,
que estaba durmiendo, vencido por el tequila:
Y sin más miramientos le pego con una silla
y de semejante golpe le dejó aturdido……
Y de esa manera, vapuleado y sin razón,
el hipopótamo soñó con sus amadas lumbreras:
Y aunque no voló del suelo, si toco las estrellas…
….Y de esta forma acaba tan singular narración.
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