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por Señor, tengo sed de ti
Señor, tengo sed de ti
sobre la aurora, sobre la piedra, sobre el quebranto
de una paz efímera que se corta como un hilo
cuando las tijeras del maligno se ciernen sobre el hombre…
Pero Tú, Señor
involucras a la luz y a la oscuridad salvaje
sobre la Tierra que el hombre puede pisar
y enciendes el Fuego del Amor
en los corazones de los niños y del hombre
poniendo a salvo sus pasos
sobre la sombra de
tu Cruz.
Nieva un claroscuro de amenazas,
pero eres Tú Señor
el alba sobre
las tinieblas
y el oriente que deslumbra su caudal de
Luz
sobre el océano del Tiempo.
Tiempo que sin el mineral amago de su arquitectura
humana, ó construcción de nuestro finito mundo
va más allá
y se tropieza con
tus ojos,
que todo lo miras,
que todo lo ves,
todo lo escuchas
y ardes en el todo
para fluir como un agua deliciosa,
transparente, sobre las almas
y se aquieta el sufrimiento
como la Paz vence entre los vientos de tu aroma
a la ceniza,
a los lamentos
y el pecado,
ése que no nos quitará la Vida
porque recurrimos a ti
porque somos tus hijos
porque ya has vencido en la batalla más dura
la más temible,
la que sólo Tú podías vencer,
y nos salvaste.
Para siempre recurriremos a Ti,
ante toda situación
ó en el presente,
porque Tú eres el primero que quieres comunicarte con nosotros,
eres el primero,
que quieres vernos bien,
y tenernos como un padre sobre sus rodillas,
como un Padre, frente a frente
alegrándote de nuestra presencia
y todo sobre nosotros, cada detalle
de nuestra vida
y nos Perdonas, eres el primero que quiere
ir a nuestro encuentro,
Y como un hermano, nos das la mano
y nos llevas, nos conduces y nos guías
por sobre todo mal
así estemos a ciegas
y la luz de tu mirada
se mezcla en nuestros ojos.
Señor, tengo sed de ti
tengo mucha sed de ti
Señor, me pongo en tus manos,
en tus brazos,
Siempre recurriremos a ti:
Porque Siempre Nos Das Tu Bienvenida.
Amén
y Amén.
Señor, tengo sed de ti
sobre la aurora, sobre la piedra, sobre el quebranto
de una paz efímera que se corta como un hilo
cuando las tijeras del maligno se ciernen sobre el hombre…
Pero Tú, Señor
involucras a la luz y a la oscuridad salvaje
sobre la Tierra que el hombre puede pisar
y enciendes el Fuego del Amor
en los corazones de los niños y del hombre
poniendo a salvo sus pasos
sobre la sombra de
tu Cruz.
Nieva un claroscuro de amenazas,
pero eres Tú Señor
el alba sobre
las tinieblas
y el oriente que deslumbra su caudal de
Luz
sobre el océano del Tiempo.
Tiempo que sin el mineral amago de su arquitectura
humana, ó construcción de nuestro finito mundo
va más allá
y se tropieza con
tus ojos,
que todo lo miras,
que todo lo ves,
todo lo escuchas
y ardes en el todo
para fluir como un agua deliciosa,
transparente, sobre las almas
y se aquieta el sufrimiento
como la Paz vence entre los vientos de tu aroma
a la ceniza,
a los lamentos
y el pecado,
ése que no nos quitará la Vida
porque recurrimos a ti
porque somos tus hijos
porque ya has vencido en la batalla más dura
la más temible,
la que sólo Tú podías vencer,
y nos salvaste.
Para siempre recurriremos a Ti,
ante toda situación
ó en el presente,
porque Tú eres el primero que quieres comunicarte con nosotros,
eres el primero,
que quieres vernos bien,
y tenernos como un padre sobre sus rodillas,
como un Padre, frente a frente
alegrándote de nuestra presencia
y todo sobre nosotros, cada detalle
de nuestra vida
y nos Perdonas, eres el primero que quiere
ir a nuestro encuentro,
Y como un hermano, nos das la mano
y nos llevas, nos conduces y nos guías
por sobre todo mal
así estemos a ciegas
y la luz de tu mirada
se mezcla en nuestros ojos.
Señor, tengo sed de ti
tengo mucha sed de ti
Señor, me pongo en tus manos,
en tus brazos,
Siempre recurriremos a ti:
Porque Siempre Nos Das Tu Bienvenida.
Amén
y Amén.
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