Amor de infieles
Lloro, compañera, lloro,
mi miseria y tu miseria,
mi abandono y su bacteria,
los gemidos de este coro.
Con otros y sin decoro
yacimos tú y yo una noche,
si fue goce o fue derroche,
si fue amor o fue entusiasmo,
lo cierto es que hay un marasmo
que ya nos vuelve fantoche.
Qué hacer, qué hablar, qué venganza
la de la vida en nosotros,
jugar a correr cual potros
sin rumbo ni contradanza.
Lloro de rabia en la transa
de nuestros labios amados,
corazones enlodados,
cuerpos que a otra piel se entregan
y a nuestros ojos hoy llegan
rotos, tristes, maniatados.
No soporto las visiones
de tu piel en piel extraña,
si la mía igual te engaña,
cuáles son sus posiciones.
No soporto las razones,
el acto, la consecuencia,
la vida pierde su esencia
si los dos fuimos perdidos,
no soporto el ver heridos
nuestro amor y su existencia.
Cómo mirarte enseguida,
cómo besarte la boca,
cómo no volverse roca
y maldecir la caída.
La lágrima no es salida,
algo se rompe en el alma,
no trae el perdón la calma,
no puede el golpe borrarse,
nunca ha debido arrastrarse
pero hoy es sierpe la palma.
Ayúdame, que te quiero,
soy tuyo, siempre lo he sido,
me siento el ángel caído,
te siento el ángel rastrero.
Me quema como al acero
el fuego de esta certeza,
quiero elevar mi cabeza,
quiero volver a tu abrazo,
ayúdame a dar el paso,
compañera, pero pesa.
07 12 10
Lloro, compañera, lloro,
mi miseria y tu miseria,
mi abandono y su bacteria,
los gemidos de este coro.
Con otros y sin decoro
yacimos tú y yo una noche,
si fue goce o fue derroche,
si fue amor o fue entusiasmo,
lo cierto es que hay un marasmo
que ya nos vuelve fantoche.
Qué hacer, qué hablar, qué venganza
la de la vida en nosotros,
jugar a correr cual potros
sin rumbo ni contradanza.
Lloro de rabia en la transa
de nuestros labios amados,
corazones enlodados,
cuerpos que a otra piel se entregan
y a nuestros ojos hoy llegan
rotos, tristes, maniatados.
No soporto las visiones
de tu piel en piel extraña,
si la mía igual te engaña,
cuáles son sus posiciones.
No soporto las razones,
el acto, la consecuencia,
la vida pierde su esencia
si los dos fuimos perdidos,
no soporto el ver heridos
nuestro amor y su existencia.
Cómo mirarte enseguida,
cómo besarte la boca,
cómo no volverse roca
y maldecir la caída.
La lágrima no es salida,
algo se rompe en el alma,
no trae el perdón la calma,
no puede el golpe borrarse,
nunca ha debido arrastrarse
pero hoy es sierpe la palma.
Ayúdame, que te quiero,
soy tuyo, siempre lo he sido,
me siento el ángel caído,
te siento el ángel rastrero.
Me quema como al acero
el fuego de esta certeza,
quiero elevar mi cabeza,
quiero volver a tu abrazo,
ayúdame a dar el paso,
compañera, pero pesa.
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