Soy las alas del rubor
en otras alas.
Soy las alas, en las alas de las alas,
sólo soy alas?
No brilla el tegumento de tus luces.
Ahí no. Ahí sí. Brillas ahora
como tu pecho dorado por la tarde.
La luz del sol corta la sombra.
Soy el reparo de tu luz,
estelas de sol sobre las aguas.
Soy el almirante de tu voz
cuando me creas.
O sólo un efímero diapasón
apresurado?
Soy la canción del alba y de la lluvia.
Soy sin tu son
un pescador
a la orilla
de tu boca.
Si tu juventud desdora el oponente de mi rima,
será la gallarda luz la que me estima,
porque el verso imaginable en ti, fecundo
asoma por el valle que resguarda el mundo.
Sin ti el verano no será,
la copla del jacinto de la nieve
brillará inconcluso, renacerá.
Sólo tu voz será en la música relieve.
Entibia el verano su simple paz rosada,
como una música sirviente en los brazos
de mi amada.
Se sirve de la sombra, nocturno albedrío
que proclama tu figura.
Como un sumergido pez, ojos de estrella,
sumergido en la noche, es el ferviente
arrebato de dulzura,
que en la caverna de mi voz
espera la lluvia.
Nace
como un sigilo,
enmudecida voz,
tibia calidez amontonada;
suspira en el silencio la elocuencia
de la tarde.
Son tus pies rosados que corren por el
alba.
Efímeros restos de miel en la alborada.
Gentil amor veraniego
Como supe del viento del verano
hallar su creído ladronzuelo,
alas en tu voz eran lozano
corazón que añade fulgor al cielo.
Desde la nieve el río caudaloso
se vierte en la espuma transparente;
muerde el muérdago tu voz, y yo gozoso
desde la nieve te veo diligente.
Atrapas en el brío del invierno
tu rotundo verano en la diadema,
para sentir en el silencio el tierno
corazón que me separa de tu gema.
Pero en el invierno, supe que es invierno
y el verano todavía no atempera,
mas seguro por seguro yo discierno:
de la nieve vendrá la Primavera.
Amor por amor no es nada extraño,
amando no causas ningún daño.
Oda al matienzo
Del Danubio del alba
que la aurora, cuando levantas vuelo
sombra en la aridez del viento silba,
en el campo ó la ciudad, aún por el suelo
recoge tu tierna claridad
en la voz diáfana,
que el hornero y su sastre de verdad
visten en las alas de la voz humana.
No ha de venir la sombra, tierno monigote
que en el muérdago lunar de tu blancura
incide en tus labios con premura
dádivas y flor y en sus alas todo mote
que el pasaje de tus labios
en el lienzo de tu color figura
la belleza de tus ojos sabios.
Naturaleza da, tu dote de natura.
Corazón, Oh corazón mío,
de la calma el alba me llama,
como dulce juguete del destino
soy una copla en las voces del alba!
Soy una sombra en el ave
que me adorna, una ciénaga febril
de fresca calma,
un solo nombre, madero aguardaba
el refugio de tu boca perfumada.
Sólo Sol,
Sol y sombra,
nativa del velero y de tu asombro,
sólo soy la voz del diáfano preludio,
un horizonte que ancla la sirena.
Una sirena
que ancla mi horizonte.
Un canto, mil voces que vibran
elucubrando su júbilo en mi cielo.
Círculo de mar, entre mis dos oídos,
océano y fiebre consumada.
Alas y canto en la voz de la mirada.
Alas y canto en la voz de la amada.
So Verano, y latifundio de diademas,
Verano y Paraíso en la que fue tu gema.
Hora y desierto
rotundo tras tus huellas.
Preludio del amanecer
que aguardaba tu respuesta.
Soy sólo un frenesí
un alba, un monigote,
soy sólo un dote
de la mar cuentacorriente,
soy un verano en las alas del doliente,
un frenesí, rápida prisa.
Todo el verano
bajo mi cornisa.
Soy una voz en las alas de la brisa.
Rápida paloma. Rápida esfinge de paloma.
Soy tu mano en la mano que la toma.
Océano y fiebre.
Rápida aspirina.
Soy el fulgor que todo desestima.
Cántaro de Oro lunando el paraíso,
soy la fiebre del tenor que así
lo quiso.
Soy la efímera respuesta de palomas.
Soy la efímera respuesta de tus alas.
Navega en mi verano y todo toma.
Soy Verano.
Naturaleza descubierta.
Soy el desnudo pleamar
que navega en la Orquesta.
Pd.: ( la fábrica de lunas ).
Edén, sin que Edén en la pobreza,
de ti sea toda la belleza,
letargo azul que provocando
lágrimas de amor y susurrando
en el bajel incierto de tu vientre;
tan sólo sea todo mi simiente,
para vestir de tu caudal todo lo aclarado,
serás en mi regazo tibieza de lo amado.
Postrero silencio que el azul retoma,
por el baño de aliciente tu diadema,
gentil verano del amor en la redoma
del fecundo paraíso que en tu voz es gema.
Amor, letargo subyacente de pérfido retrato
lo cautivo de la flor de mi verso es libre,
porque en tu verso la cuna es orfanato
de tus labios, tu pecho: nuestras almas yo celebre.
Amor, soy sólo tuyo.
En tus piernas toda primavera
caudalosa florece. De ti no huyo.
Tu mano es esquiva palabra y persevera.
Tus labios a mis labios aún bermejan
tus piernas, tus pies, tu cintura no se alejan.
Soy sólo de ti tu palma indiferente,
tus cabellos espuman tus besos en mi frente.
Oh melancolía, rubio arrebato!
La flor de mi andar ya es andar lozano.
Bóveda exangüe florido pasadizo
ya sólo la cruz me toma por la mano.
Pero su luz me tiñe, no me abato
ante florido abismo terciopelo huidizo…
Sólo yo canto en mi mazmorra
todas las penurias que mi mano ahorra.
Proclive canto indiferente
sutil encanto de rastrera fuente.
Vacila en mi cúspide y besa tu retrato
como el sueño de un amor innato.
Sólo la voz, sólo tu sueño
flechan el aljibe de mi alma,
cual bóveda de luz, tú eres el dueño,
mujer que espera en mi la calma.
Los pechos de Afrodita
De tibia fuente sumido paraíso
letargo azul en las alas del doliente
yo, tu niño, canta indiferente
preludio azul de tu letargo subyacente.
Huérfana, amada primorosa,
tus labios son sutiles esclavos de la rosa,
tus pechos, Danubios mares
donde mi bajel errante
copia su fulgor, alimento no cesante.
Eres tú, Madre, sutil belleza
enamora todo con largueza…
Sólido frenesí marino,
tu canto de gaviota, sólida espuma,
espada de la arena. Eres la voz
que mi impaciencia llena. Sólida, sutil
en tu espuma reverbera.
Letargo entre tus pechos, aroma florecido, caudal que otoño natura en primavera. Amor. Cautiva de la soledad.
Sola transcurre tu sed, de tus brazos amorosos. Tus brazos perezosos.
Tu bálsamo, tu orquesta. Tu rosa en la ciudad crea jardines.
Eres el mar que desnuda los abriles. Eres la fiebre de todas, los jazmines.
en otras alas.
Soy las alas, en las alas de las alas,
sólo soy alas?
No brilla el tegumento de tus luces.
Ahí no. Ahí sí. Brillas ahora
como tu pecho dorado por la tarde.
La luz del sol corta la sombra.
Soy el reparo de tu luz,
estelas de sol sobre las aguas.
Soy el almirante de tu voz
cuando me creas.
O sólo un efímero diapasón
apresurado?
Soy la canción del alba y de la lluvia.
Soy sin tu son
un pescador
a la orilla
de tu boca.
Si tu juventud desdora el oponente de mi rima,
será la gallarda luz la que me estima,
porque el verso imaginable en ti, fecundo
asoma por el valle que resguarda el mundo.
Sin ti el verano no será,
la copla del jacinto de la nieve
brillará inconcluso, renacerá.
Sólo tu voz será en la música relieve.
Entibia el verano su simple paz rosada,
como una música sirviente en los brazos
de mi amada.
Se sirve de la sombra, nocturno albedrío
que proclama tu figura.
Como un sumergido pez, ojos de estrella,
sumergido en la noche, es el ferviente
arrebato de dulzura,
que en la caverna de mi voz
espera la lluvia.
Nace
como un sigilo,
enmudecida voz,
tibia calidez amontonada;
suspira en el silencio la elocuencia
de la tarde.
Son tus pies rosados que corren por el
alba.
Efímeros restos de miel en la alborada.
Gentil amor veraniego
Como supe del viento del verano
hallar su creído ladronzuelo,
alas en tu voz eran lozano
corazón que añade fulgor al cielo.
Desde la nieve el río caudaloso
se vierte en la espuma transparente;
muerde el muérdago tu voz, y yo gozoso
desde la nieve te veo diligente.
Atrapas en el brío del invierno
tu rotundo verano en la diadema,
para sentir en el silencio el tierno
corazón que me separa de tu gema.
Pero en el invierno, supe que es invierno
y el verano todavía no atempera,
mas seguro por seguro yo discierno:
de la nieve vendrá la Primavera.
Amor por amor no es nada extraño,
amando no causas ningún daño.
Oda al matienzo
Del Danubio del alba
que la aurora, cuando levantas vuelo
sombra en la aridez del viento silba,
en el campo ó la ciudad, aún por el suelo
recoge tu tierna claridad
en la voz diáfana,
que el hornero y su sastre de verdad
visten en las alas de la voz humana.
No ha de venir la sombra, tierno monigote
que en el muérdago lunar de tu blancura
incide en tus labios con premura
dádivas y flor y en sus alas todo mote
que el pasaje de tus labios
en el lienzo de tu color figura
la belleza de tus ojos sabios.
Naturaleza da, tu dote de natura.
Corazón, Oh corazón mío,
de la calma el alba me llama,
como dulce juguete del destino
soy una copla en las voces del alba!
Soy una sombra en el ave
que me adorna, una ciénaga febril
de fresca calma,
un solo nombre, madero aguardaba
el refugio de tu boca perfumada.
Sólo Sol,
Sol y sombra,
nativa del velero y de tu asombro,
sólo soy la voz del diáfano preludio,
un horizonte que ancla la sirena.
Una sirena
que ancla mi horizonte.
Un canto, mil voces que vibran
elucubrando su júbilo en mi cielo.
Círculo de mar, entre mis dos oídos,
océano y fiebre consumada.
Alas y canto en la voz de la mirada.
Alas y canto en la voz de la amada.
So Verano, y latifundio de diademas,
Verano y Paraíso en la que fue tu gema.
Hora y desierto
rotundo tras tus huellas.
Preludio del amanecer
que aguardaba tu respuesta.
Soy sólo un frenesí
un alba, un monigote,
soy sólo un dote
de la mar cuentacorriente,
soy un verano en las alas del doliente,
un frenesí, rápida prisa.
Todo el verano
bajo mi cornisa.
Soy una voz en las alas de la brisa.
Rápida paloma. Rápida esfinge de paloma.
Soy tu mano en la mano que la toma.
Océano y fiebre.
Rápida aspirina.
Soy el fulgor que todo desestima.
Cántaro de Oro lunando el paraíso,
soy la fiebre del tenor que así
lo quiso.
Soy la efímera respuesta de palomas.
Soy la efímera respuesta de tus alas.
Navega en mi verano y todo toma.
Soy Verano.
Naturaleza descubierta.
Soy el desnudo pleamar
que navega en la Orquesta.
Pd.: ( la fábrica de lunas ).
Edén, sin que Edén en la pobreza,
de ti sea toda la belleza,
letargo azul que provocando
lágrimas de amor y susurrando
en el bajel incierto de tu vientre;
tan sólo sea todo mi simiente,
para vestir de tu caudal todo lo aclarado,
serás en mi regazo tibieza de lo amado.
Postrero silencio que el azul retoma,
por el baño de aliciente tu diadema,
gentil verano del amor en la redoma
del fecundo paraíso que en tu voz es gema.
Amor, letargo subyacente de pérfido retrato
lo cautivo de la flor de mi verso es libre,
porque en tu verso la cuna es orfanato
de tus labios, tu pecho: nuestras almas yo celebre.
Amor, soy sólo tuyo.
En tus piernas toda primavera
caudalosa florece. De ti no huyo.
Tu mano es esquiva palabra y persevera.
Tus labios a mis labios aún bermejan
tus piernas, tus pies, tu cintura no se alejan.
Soy sólo de ti tu palma indiferente,
tus cabellos espuman tus besos en mi frente.
Oh melancolía, rubio arrebato!
La flor de mi andar ya es andar lozano.
Bóveda exangüe florido pasadizo
ya sólo la cruz me toma por la mano.
Pero su luz me tiñe, no me abato
ante florido abismo terciopelo huidizo…
Sólo yo canto en mi mazmorra
todas las penurias que mi mano ahorra.
Proclive canto indiferente
sutil encanto de rastrera fuente.
Vacila en mi cúspide y besa tu retrato
como el sueño de un amor innato.
Sólo la voz, sólo tu sueño
flechan el aljibe de mi alma,
cual bóveda de luz, tú eres el dueño,
mujer que espera en mi la calma.
Los pechos de Afrodita
De tibia fuente sumido paraíso
letargo azul en las alas del doliente
yo, tu niño, canta indiferente
preludio azul de tu letargo subyacente.
Huérfana, amada primorosa,
tus labios son sutiles esclavos de la rosa,
tus pechos, Danubios mares
donde mi bajel errante
copia su fulgor, alimento no cesante.
Eres tú, Madre, sutil belleza
enamora todo con largueza…
Sólido frenesí marino,
tu canto de gaviota, sólida espuma,
espada de la arena. Eres la voz
que mi impaciencia llena. Sólida, sutil
en tu espuma reverbera.
Letargo entre tus pechos, aroma florecido, caudal que otoño natura en primavera. Amor. Cautiva de la soledad.
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