DESCONCIERTO

Hay que ajustar los instrumentos
armonizarlos de algún modo,
cada cual toca a su antojo
cuatro flautas
y catorce picapleitos con plumero.

Los trombones suenan a aguardiente,
con barba dialéctica
de algún corregidor de medio pelo
que toca más bombo que platillo
en solemnes entorchados violines.

Con mi propio concierto ya me basta
ni batuta, ni atril, yo me retiro
como una constelación deshabitada.

Cuanta elegancia hay en tus poemas amiga, te admiro en verdad.

¡Felicidades!

quétzal.

Gracias Quétzal, y yo admiro tu sutileza.
Abrazos.