Cincel que en la púrpura marea,
agravia su sudor cual elocuencia,
insensata cual verbo en una flor
cual ignorancia
del versátil soplo la palabra lejanía
que en su rubor de un día
la copia bella se quiebra en la mundana
acicalada esfera cual paloma
y serafín de única espuela, hacia la noche
cual bandada de silencio hacia la bruma
hacia el encanto del sesgo palpitar de una vendimia
que en el solo acierto de ser vista
deslumbra por igual, bandada eximia
a su manera, la sal que no pronuncia
el arrebato, del comensal que no adquiere la marea
del soñador en la espuma de su verso
cual centella asombra la vertiente de una isla
carmesíes gotas de yodo en la penumbra
que rebanan los colores en el muro,
cual desigual futuro
incierto en la medida del semblante
cual indómita sombra, cual centella
cual bruma bella
cual espada, la lisonjera pasión del tallo de una flor
cual arrebato que nupcias adormece
en el séquito blandiendo lo anochece
en el hombro del caudal de una mañana
muy temprana,
donde la cal que se vacía en los cimientos
de la espuma del mar no es océano ferviente
sin sentir enamorada pues la gente
que en el céfiro ferviente
la hojarasca nutrida aún cual sorbo ardiente
de un minúsculo baño de la luna
anduvo sola la nimiedad que la hechizaba
por los caminos de abierta la explanada
y bóveda trenzada la locura
del incierto valle que gentil la cura
de éste amor
insinúa
cual verbo errante
la sobria sutil gema de un abismo
es quimera a la sal conmigo mismo
y en el silencio la frugal estocada del aroma
que versátil huella canta al alabastro
de la nube de aquel astro,
conmovida,
de silencio anonadado
cual pluma de aquél hado
y la distancia a los resabios
de tus más austeros labios
y dulces, cual mañana
en el ahínco de la gema más temprana
cual procaz murmurador ensimismado
de la lenta copia bella, la hermosura
de un sostener ninguna
pero añade
el fulgor que se le quita
y el verso que marchita
y resurge de la luz de tu sonrisa
como sombra, a toda prisa
la gema de tus labios que es dulzura
y sombra a tu miel pura
la luz de una diadema
en el eco frenesí
del canto carmesí de mil palabras
anochece la guitarra, y el caudal se hace sombrío
cual reducto porfío del relamer incierto la promesa de tu espalda
a la cumbre de tu enamorada falda,
y al sigilo
de la luna que del tilo
se olvidaba
cual centella perfumada
de tus pies de paraíso
ó la sombra que entrequiso la confianza
que silbaba la huida de tu canto
en la caricia de tu hondo llanto
ó selva prisionera
cual mudanza
espera…
agravia su sudor cual elocuencia,
insensata cual verbo en una flor
cual ignorancia
del versátil soplo la palabra lejanía
que en su rubor de un día
la copia bella se quiebra en la mundana
acicalada esfera cual paloma
y serafín de única espuela, hacia la noche
cual bandada de silencio hacia la bruma
hacia el encanto del sesgo palpitar de una vendimia
que en el solo acierto de ser vista
deslumbra por igual, bandada eximia
a su manera, la sal que no pronuncia
el arrebato, del comensal que no adquiere la marea
del soñador en la espuma de su verso
cual centella asombra la vertiente de una isla
carmesíes gotas de yodo en la penumbra
que rebanan los colores en el muro,
cual desigual futuro
incierto en la medida del semblante
cual indómita sombra, cual centella
cual bruma bella
cual espada, la lisonjera pasión del tallo de una flor
cual arrebato que nupcias adormece
en el séquito blandiendo lo anochece
en el hombro del caudal de una mañana
muy temprana,
donde la cal que se vacía en los cimientos
de la espuma del mar no es océano ferviente
sin sentir enamorada pues la gente
que en el céfiro ferviente
la hojarasca nutrida aún cual sorbo ardiente
de un minúsculo baño de la luna
anduvo sola la nimiedad que la hechizaba
por los caminos de abierta la explanada
y bóveda trenzada la locura
del incierto valle que gentil la cura
de éste amor
insinúa
cual verbo errante
la sobria sutil gema de un abismo
es quimera a la sal conmigo mismo
y en el silencio la frugal estocada del aroma
que versátil huella canta al alabastro
de la nube de aquel astro,
conmovida,
de silencio anonadado
cual pluma de aquél hado
y la distancia a los resabios
de tus más austeros labios
y dulces, cual mañana
en el ahínco de la gema más temprana
cual procaz murmurador ensimismado
de la lenta copia bella, la hermosura
de un sostener ninguna
pero añade
el fulgor que se le quita
y el verso que marchita
y resurge de la luz de tu sonrisa
como sombra, a toda prisa
la gema de tus labios que es dulzura
y sombra a tu miel pura
la luz de una diadema
en el eco frenesí
del canto carmesí de mil palabras
anochece la guitarra, y el caudal se hace sombrío
cual reducto porfío del relamer incierto la promesa de tu espalda
a la cumbre de tu enamorada falda,
y al sigilo
de la luna que del tilo
se olvidaba
cual centella perfumada
de tus pies de paraíso
ó la sombra que entrequiso la confianza
que silbaba la huida de tu canto
en la caricia de tu hondo llanto
ó selva prisionera
cual mudanza
espera…
Última edición por caminandobajolalluvia el Lun Jul 18, 2011 9:11 pm, editado 1 vez
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