i
Vago…vago y sigo vagando…
mientras mis pensamientos extraviados en alcohol están,
y se mezclan con el agua que cae. ¡¡Achu!! ¡¡Achu!! –Estornudo-.
Sólo fueron dos, eso se significa que aún no tengo
un “Sancho repuesto” –Digo y luego estornudo una larga carcajada
de un chiste que ya no es mío, y pienso que tal vez éste chiste sólo debo de contarlo y no reír, ya que no vivo más esa vida, a mí no me toca entenderlo, pienso que el entendimiento de éste chiste es estrictamente conyugal, así que las risas, carcajadas y toda clase de gestos simpáticos de los que son como yo están excluidos, nosotros –e incluyo a mis tres otros yo, los monstruos- nosotros no contamos ya, nosotros cuatro, yo y mis otros tres yo, le damos vida a otro abandonado –razono y luego me pregunto- ¿ahora tendré, o más bien, seré de aquellos que digan: no coman pan enfrente de los pobres, que denote de qué rango soy? Cómo quisiera mentirme y en vez de esto decir;
¿Qué pasa querida, estos “achus” son porque regaste los olvidos de suspiros?
ii
Cuando te conocí, la infinita nada recibió tu nombre, y por andar arreando de aquí para allá no pensé en que: en vano salía a diario para encontrar mi muerte y el olvido, que se me escapó el descuido que ni siquiera me di cuenta en que tú tejías calles al azar para jugar a encontrarte con migo. No lo pensé, algo tan sencillo, no lo pensé ya que, adicto pase las noches contemplando el recuerdo, por culpa de esa cruel partida; que pasó de la tentativa al homicidio calificado. ¿Ahora me entiendes? por eso quiero salir de mí, quiero irme y no regresar. Quiero mi cabeza retórica de laberintos imposibles,
quiero volver a ver negro, ser otra vez ese niño autista que sufre,
quiero irme, y no regresar, para no saber.
De quien es este cuerpo que se pudre.
iii
¿Qué?
¿No me digas que crees que con morirte lo vas a solucionar todo?
¿Piensas que ese sacrificio es una paga suficiente?
Entonces dime –Recojo su cadáver tomándolo por los cabellos y le pregunto-:
¿Que hago yo? Dime… ¿Que hago con este sentimiento tan corpulento?
¿Cómo enterrarlo si tan solo son seis pies de profundidad?
Ahí cabe tu cadáver, sí, pero no mi sentir, es muy pequeño ese lugar para darle encierro
a todos los colapsos labiales, y los estruendos del carnal encuentro
de las tardes en nuestras casas vacías, sin hermanos y sin padres.
iv
Por qué todas las que se mueren por mí;
¿son las que me piden propina afuera de un bar?
y a las que les quiero dar; mi vida, mis ojos y mi quincena
siguen vivitas y coleando, como tú.
v
¿Porqué las mujeres siempre llegan tarde?
no me molesta que lleguen tarde a las citas
que se aparezcan después en la terminal de autobuses
que te hagan esperar para el recital de poesía
o que sí lleguen temprano a las tortillas, pero hagan la comida tarde
o pidan mejor pizza porque no tienen viandas en la alacena como de costumbre.
No me importan esas tardanzas, me duele en especial una…
y es que las mujeres, siempre llegan tarde al corazón
casi siempre llegan cuando se van…
y con eso que a ellas casi no se les da el darse la vuelta sin mirar atrás
lo hace más cruel y lento, el sangrar gota a gota su nombre
reflejado en las pisadas huecas del poeta rechazado
que danza a morir boca adentro en cualquier bar.
Vago…vago y sigo vagando…
mientras mis pensamientos extraviados en alcohol están,
y se mezclan con el agua que cae. ¡¡Achu!! ¡¡Achu!! –Estornudo-.
Sólo fueron dos, eso se significa que aún no tengo
un “Sancho repuesto” –Digo y luego estornudo una larga carcajada
de un chiste que ya no es mío, y pienso que tal vez éste chiste sólo debo de contarlo y no reír, ya que no vivo más esa vida, a mí no me toca entenderlo, pienso que el entendimiento de éste chiste es estrictamente conyugal, así que las risas, carcajadas y toda clase de gestos simpáticos de los que son como yo están excluidos, nosotros –e incluyo a mis tres otros yo, los monstruos- nosotros no contamos ya, nosotros cuatro, yo y mis otros tres yo, le damos vida a otro abandonado –razono y luego me pregunto- ¿ahora tendré, o más bien, seré de aquellos que digan: no coman pan enfrente de los pobres, que denote de qué rango soy? Cómo quisiera mentirme y en vez de esto decir;
¿Qué pasa querida, estos “achus” son porque regaste los olvidos de suspiros?
ii
Cuando te conocí, la infinita nada recibió tu nombre, y por andar arreando de aquí para allá no pensé en que: en vano salía a diario para encontrar mi muerte y el olvido, que se me escapó el descuido que ni siquiera me di cuenta en que tú tejías calles al azar para jugar a encontrarte con migo. No lo pensé, algo tan sencillo, no lo pensé ya que, adicto pase las noches contemplando el recuerdo, por culpa de esa cruel partida; que pasó de la tentativa al homicidio calificado. ¿Ahora me entiendes? por eso quiero salir de mí, quiero irme y no regresar. Quiero mi cabeza retórica de laberintos imposibles,
quiero volver a ver negro, ser otra vez ese niño autista que sufre,
quiero irme, y no regresar, para no saber.
De quien es este cuerpo que se pudre.
iii
¿Qué?
¿No me digas que crees que con morirte lo vas a solucionar todo?
¿Piensas que ese sacrificio es una paga suficiente?
Entonces dime –Recojo su cadáver tomándolo por los cabellos y le pregunto-:
¿Que hago yo? Dime… ¿Que hago con este sentimiento tan corpulento?
¿Cómo enterrarlo si tan solo son seis pies de profundidad?
Ahí cabe tu cadáver, sí, pero no mi sentir, es muy pequeño ese lugar para darle encierro
a todos los colapsos labiales, y los estruendos del carnal encuentro
de las tardes en nuestras casas vacías, sin hermanos y sin padres.
iv
Por qué todas las que se mueren por mí;
¿son las que me piden propina afuera de un bar?
y a las que les quiero dar; mi vida, mis ojos y mi quincena
siguen vivitas y coleando, como tú.
v
¿Porqué las mujeres siempre llegan tarde?
no me molesta que lleguen tarde a las citas
que se aparezcan después en la terminal de autobuses
que te hagan esperar para el recital de poesía
o que sí lleguen temprano a las tortillas, pero hagan la comida tarde
o pidan mejor pizza porque no tienen viandas en la alacena como de costumbre.
No me importan esas tardanzas, me duele en especial una…
y es que las mujeres, siempre llegan tarde al corazón
casi siempre llegan cuando se van…
y con eso que a ellas casi no se les da el darse la vuelta sin mirar atrás
lo hace más cruel y lento, el sangrar gota a gota su nombre
reflejado en las pisadas huecas del poeta rechazado
que danza a morir boca adentro en cualquier bar.
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