Muerte de Pablo Neruda

Días aciagos en Chile...
El horror fluía pos sus calles...
Ahí estaba Pablo Neruda,
tejedor de mágicas fórmulas,
con su duende oscuro y estremecido...
Vulnerable (Honda tristeza lo embargaba).

En aviesa actitud el tirano
cerraba el cerco sobre el poeta....
Por un lado, la vida plena
de fresca sensibilidad.
Por otro la muerte,
violencia y apetito sangriento...
¿Quizás acechaba el momento
de cegar su vida, tan cara
a nuestra América?

¿Podría en algún momento
ser de espanto, cómplice
de la atroz dictadura,
haber tenido la osadía de verter
diabólica sustancia en su sangre,
plena de trinar de pájaros?
¿En venas por las que corría,
a raudales, su infinita ternura,
la susurrante belleza de su poesía?

Hermoso homenaje
Neruda amerita.
Felicitaciones, compañera

Muchas gracias, Marcelo.

Saludos

gracias por recordarnos el valor de ser un poeta
con estos versos tuyos
un homenaje a don Pablo
besos
Delia

Muchas gracias, Lore. me complace tu comentario.

un abrazo