por kaina Lun Mayo 09, 2011 2:28 pm
Si tanto dices que la quieres,
¿por qué tanto la maltratas?
El amor, cuando se tiene,
nunca hiere, nunca mata…
No aman…
Solo la usan para medir
Su evidente fuerza, ellas
No es amor, es obsesión,
De hombres inseguros.
Y no me digas que se fue,
porque siempre hay motivos.
Revisa todo lo vivido
y las sombras de tu ayer.
Ellas se van… pero luego
Por motivos que desconozco
Vuelven, quizás las lágrimas
De cocodrilo, puedan más
Que sus dolores.
No impongas condiciones, no.
No le exijas tu camino.
El corazón libre decide
y libre debe ir contigo.
Desconocen de derechos,
O simplemente se hacen…
No aceptan opiniones, pues
Viven en su absurda realidad
De que un día compraron
A sus mujeres.
Lucha por su amor, con honor.
No te muevas en el fango.
Que la estela de tus pasos
brille sobre tu dolor.
Luchan por más ego, con
Desatino, y mal humor.
Viven manchados de golpes
Propiciados, y de emanar estelas
No conocen, más bien de crear
Ríos de lágrimas y de sangre.
Si tanto dices que la amas,
¿por qué tanto la maltratas?
Prueba a no quererla tanto,
a ver si así la salvas…
No aman…
y maltratarla es su manera
“de querer” como probar
Un sentimiento desconocido,
Para quien jamás supo de amor
Alguno, y no soltará su borrego,
Si necesita de su abrigo.
No me pidas que te enseñe
lo que tienes aprendido.
No pretendas que te muestre
lo que es un desatino.
Hay quienes no practican
Las costumbres, que bien
Sabidas las tienen.
No necesitan que les digan,
Que están matando a la que
Llaman ¡mujer mía!
Ellas es toda una mujer,
y es la madre de tus hijos.
Protegerla es tu deber.
No hagas de enemigo.
Son el vientre que dio vida
A su estirpe, pero aún así olvidan
Fácilmente.
Se descargan igualmente, por
Sus incapacidades, y les condenan
A una guerra interminable.
Y no me digas hoy, por Dios,
que topó con su destino.
Se encontró con tu ceguera,
y tú aún sigues dormido…
El destino no son ellos, los verdugos,
El destino lo escribimos nosotras,
Pero como nadie lastimosamente enseña,
Erramos y por ello padecemos,
Tales torturas.
Ella ciega, el un águila, que con promesas
Y dulzuras al oído, engañan, maltratan,
Ocultos en sonrisas falsas, ellos no están
Dormidos, simplemente se hacen ante la gente.
Disculpas GOYO por desmenuzar tu poema amigo, es que este tema como bien sabes, me hiela la sangre compañero.
Saludos y fuerza a todas esas mujeres, ojala algún día comprendan, que eso que con esos farsantes viven, nada de cariño sincero tiene.
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