Despierto y todo parece estar en su lugar;
nada luce estar alterado
pero es solo que encierro el pánico
fingiendo amargura por mis cielos
que siguen siendo grises
pero ya no tristes
pues la melancolía es sustituida por el dióxido
vuelto nube que impide respirar el rocío
y transforma a la frescura en una asfixia donde el co2
inunda con la tos más rígida que culmina en un suspiro corrosivo.
Desprendo la persiana;
y la ventana me muestra que aún después del fin
sigue habiendo ríos al final de todo
juegan flotando los restos de los niños del vecindario
sobre las corrientes lentas de estos arroyos de yodo
que funden los huesos, y se comen hasta el alma
que no arreará hacia un descanso,
solo se torneará en vapores sulfúricos
que anidarán en el pecho de quien respire y se infecte
siendo las yagas su lápida, siendo su tumba la carne envenenada.
De forma despectiva las aves desafían al viento;
algunas son partidas en trozos por un soplido que aún sin ser tan fuerte
despedazan las alas con sus pesados aires
llenos de hierro forjado con olor a muerte
de las capitales sinfónicas, porque aún existe la música después del fin
son las fanfarreas bélicas que cantan a capela las industrias
con su metalurgia, su balística, con sus hombres que adornan la pasarela
en sus trajes de aluminio para protegerse de este ecosistema podrido
donde ya no se puede vivir, sino es como autómata
o experimento para el belicismo que no paga con monedas
porque desde ahora, los víveres son fármacos que calman los tumultos de los tumores
las viandas son estimulantes sintéticos que incitan saqueos en las urbes
porque la religión ahora es comandada por médicos de la armada
y el calmante la confesión, y el rezo es por la ambrosía de la celestial morfina
que deje el alma sedada, en el nombre de Dios que el rosario es ahora la química
y la misa la imparten científicos con su drogas prototipo para sus borregos
que no son más un rebaño, ahora les dicen conejillos de indias.
Drásticamente surgen más bosques
y el panorama se llena de color
brillan dulces montes verdes
será la bucólica radiación.
Detengo mi vista en el jardín
donde no hay más natura
el jarrón con el agua llena de mercurio sobre mi mesa
marchita los tallos de mi flor a escala que muere de hipotermia por el arsénico y su tortura
porque ahora las flores son espasmos gigantes nucleares,
con 235 pétalos de uranio que desaparecen masas,
muchedumbres, continentes, razas, gustos,
y sin importar clases sociales, son hongos o árboles
que irradian hasta la atmosfera echando raíces que sacuden
y crean trombas en la puerta de Richter que nos lanza 10 grados,
úlceras que el planeta sangra tan alto
vomitando a sus mares contra metrópolis
contra ciudades, defeca sus entrañas haciendo erupciones sin volcanes,
porque ahora sus poros son plantas de energía
soltando lava, bostezando sus ronquidos tóxicos hasta penetrar el ozono
y fecundarle el semen de la rabia que nos orinan esas nubes
como lluvia ácida.
De qué me sirvió despertar en este lugar
ahora que sale el sol no hay más luz
el último eclipse que contemplo a mi pesar
es la carne quemada de la vecina que perece con el cáncer
de los desplantes gama que duelen más que un mártir en una cruz
el último destello y la aurora boreal que percibo
es el ultravioleta lienzo que desintegró a mi ciudad
a mis padres
a mis hermanos
a mi perro
a mi hogar.
Las últimas estrellas que veré
serán las fumarolas de los átomos
que esparcirán los ases de las alturas
cartas de azar sin suerte con la mano del muerto
los abortos de la puta enola gay…
Yo estuve despierto toda la noche
de aquel día en que todo terminó
pese a que mi madre con lágrimas
rogaba porque durmiera temprano
y que tuviera fe de un nuevo mañana…
pero desperté en este, el día después de que todo terminó
ignorando que hubiese sido mejor dormir por siempre
esperando tener sueños húmedos con la mujer que me amó
como en una polución… pero a este grado,
¿quien me aseguraba que sería una polución que terminara dejándome masturbado,
y no una polución que significara un exterminio aletargado?
Ahora soy el único fantasma de estas ruinas fantasmas
con sus silencios humeantes
pero nunca podré contarle a ningún escéptico de espíritus
pues de esta insalubre tierra
ahora soy yo el único habitante.
nada luce estar alterado
pero es solo que encierro el pánico
fingiendo amargura por mis cielos
que siguen siendo grises
pero ya no tristes
pues la melancolía es sustituida por el dióxido
vuelto nube que impide respirar el rocío
y transforma a la frescura en una asfixia donde el co2
inunda con la tos más rígida que culmina en un suspiro corrosivo.
Desprendo la persiana;
y la ventana me muestra que aún después del fin
sigue habiendo ríos al final de todo
juegan flotando los restos de los niños del vecindario
sobre las corrientes lentas de estos arroyos de yodo
que funden los huesos, y se comen hasta el alma
que no arreará hacia un descanso,
solo se torneará en vapores sulfúricos
que anidarán en el pecho de quien respire y se infecte
siendo las yagas su lápida, siendo su tumba la carne envenenada.
De forma despectiva las aves desafían al viento;
algunas son partidas en trozos por un soplido que aún sin ser tan fuerte
despedazan las alas con sus pesados aires
llenos de hierro forjado con olor a muerte
de las capitales sinfónicas, porque aún existe la música después del fin
son las fanfarreas bélicas que cantan a capela las industrias
con su metalurgia, su balística, con sus hombres que adornan la pasarela
en sus trajes de aluminio para protegerse de este ecosistema podrido
donde ya no se puede vivir, sino es como autómata
o experimento para el belicismo que no paga con monedas
porque desde ahora, los víveres son fármacos que calman los tumultos de los tumores
las viandas son estimulantes sintéticos que incitan saqueos en las urbes
porque la religión ahora es comandada por médicos de la armada
y el calmante la confesión, y el rezo es por la ambrosía de la celestial morfina
que deje el alma sedada, en el nombre de Dios que el rosario es ahora la química
y la misa la imparten científicos con su drogas prototipo para sus borregos
que no son más un rebaño, ahora les dicen conejillos de indias.
Drásticamente surgen más bosques
y el panorama se llena de color
brillan dulces montes verdes
será la bucólica radiación.
Detengo mi vista en el jardín
donde no hay más natura
el jarrón con el agua llena de mercurio sobre mi mesa
marchita los tallos de mi flor a escala que muere de hipotermia por el arsénico y su tortura
porque ahora las flores son espasmos gigantes nucleares,
con 235 pétalos de uranio que desaparecen masas,
muchedumbres, continentes, razas, gustos,
y sin importar clases sociales, son hongos o árboles
que irradian hasta la atmosfera echando raíces que sacuden
y crean trombas en la puerta de Richter que nos lanza 10 grados,
úlceras que el planeta sangra tan alto
vomitando a sus mares contra metrópolis
contra ciudades, defeca sus entrañas haciendo erupciones sin volcanes,
porque ahora sus poros son plantas de energía
soltando lava, bostezando sus ronquidos tóxicos hasta penetrar el ozono
y fecundarle el semen de la rabia que nos orinan esas nubes
como lluvia ácida.
De qué me sirvió despertar en este lugar
ahora que sale el sol no hay más luz
el último eclipse que contemplo a mi pesar
es la carne quemada de la vecina que perece con el cáncer
de los desplantes gama que duelen más que un mártir en una cruz
el último destello y la aurora boreal que percibo
es el ultravioleta lienzo que desintegró a mi ciudad
a mis padres
a mis hermanos
a mi perro
a mi hogar.
Las últimas estrellas que veré
serán las fumarolas de los átomos
que esparcirán los ases de las alturas
cartas de azar sin suerte con la mano del muerto
los abortos de la puta enola gay…
Yo estuve despierto toda la noche
de aquel día en que todo terminó
pese a que mi madre con lágrimas
rogaba porque durmiera temprano
y que tuviera fe de un nuevo mañana…
pero desperté en este, el día después de que todo terminó
ignorando que hubiese sido mejor dormir por siempre
esperando tener sueños húmedos con la mujer que me amó
como en una polución… pero a este grado,
¿quien me aseguraba que sería una polución que terminara dejándome masturbado,
y no una polución que significara un exterminio aletargado?
Ahora soy el único fantasma de estas ruinas fantasmas
con sus silencios humeantes
pero nunca podré contarle a ningún escéptico de espíritus
pues de esta insalubre tierra
ahora soy yo el único habitante.
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