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por Este es un artículo de opinión que quiero compartir, no sabía en qué sección presentarlo. Por favor, infórmenme en qué lugar del Café puedo publicarlo, si este no es el que corresponde.
Delia
Una pregunta que nos hacemos todos los que estamos disconformes con esta sociedad es como hacerla más justa y amorosa y de qué modo podríamos desterrar la ironía, la crueldad, la explotación del hombre por el hombre, el odio racial, el hambre, la destrucción de la naturaleza…Muchos creen que esto constituye un ideal utópico y a los que consideramos que es un ideal posible nos rotulan de soñadores.
Por momentos percibimos que este viejo orden se derrumba. Por otros, el desaliento nos embarga pues sentimos lo corrupto como maleza que mientras más nos empecinamos en arrancar más profundiza sus raíces.
El accionar, por mucho tiempo, no fue el apropiado puesto que estuvo enfocado en el afuera, en la sociedad que, en definitiva, es el conjunto de los individuos. Los cambios profundos para poder realizarse en esa magnitud requieren medidas heroicas que vayan a la raíz del problema. Si cambiamos el enfoque original que implementaba cambios políticos, sociales y económicos en la sociedad y propiciamos que sea el individuo el motor del cambio, indudablemente, de a poco, lograremos una transformación. Esta propuesta no es fácil ni rápida pero está llena de esperanza y es alentadora. En este sendero de la realización tendremos algunos tropiezos pero también muchas alegrías y pequeños milagros. Volveremos de nuestro viaje interior con el amor como trofeo y enarbolaremos nuestro mejor yo como bandera.
Una multitud conectándose con su conciencia, viviendo ese despertar espiritual podrá fundar una bella sociedad gestada a través de la paz, la armonía con el universo y con el resto de los seres. He aquí una humanidad puesta en marcha hacia una revolución sutil y amorosa que nos seducirá con su magia, mientras la ternura nos colma el alma y observamos bajo un cielo estrellado esa multitud de seres todos llenos de luz por dentro bailando su danza cósmica.
Delia
Una pregunta que nos hacemos todos los que estamos disconformes con esta sociedad es como hacerla más justa y amorosa y de qué modo podríamos desterrar la ironía, la crueldad, la explotación del hombre por el hombre, el odio racial, el hambre, la destrucción de la naturaleza…Muchos creen que esto constituye un ideal utópico y a los que consideramos que es un ideal posible nos rotulan de soñadores.
Por momentos percibimos que este viejo orden se derrumba. Por otros, el desaliento nos embarga pues sentimos lo corrupto como maleza que mientras más nos empecinamos en arrancar más profundiza sus raíces.
El accionar, por mucho tiempo, no fue el apropiado puesto que estuvo enfocado en el afuera, en la sociedad que, en definitiva, es el conjunto de los individuos. Los cambios profundos para poder realizarse en esa magnitud requieren medidas heroicas que vayan a la raíz del problema. Si cambiamos el enfoque original que implementaba cambios políticos, sociales y económicos en la sociedad y propiciamos que sea el individuo el motor del cambio, indudablemente, de a poco, lograremos una transformación. Esta propuesta no es fácil ni rápida pero está llena de esperanza y es alentadora. En este sendero de la realización tendremos algunos tropiezos pero también muchas alegrías y pequeños milagros. Volveremos de nuestro viaje interior con el amor como trofeo y enarbolaremos nuestro mejor yo como bandera.
Una multitud conectándose con su conciencia, viviendo ese despertar espiritual podrá fundar una bella sociedad gestada a través de la paz, la armonía con el universo y con el resto de los seres. He aquí una humanidad puesta en marcha hacia una revolución sutil y amorosa que nos seducirá con su magia, mientras la ternura nos colma el alma y observamos bajo un cielo estrellado esa multitud de seres todos llenos de luz por dentro bailando su danza cósmica.
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