Sigilosos y prolijos aliados del tiempo
asoman en transparente lentitud
en intrincado hálito, se consuman.
El sol que cae, como pluma
al filo del silencio se hunde,
finales alientos de luces, parecen suplicar
un pronto y tenue, deceso imperceptible;
los difuntos brillos se esconden
tras la gran máscara oscura,
y al tiempo de un suspiro
los astros nocturnos, inundan los aposentos
se pintan, de colores fulgentes.
La mar que a cada instante
muere, y vuelve en espuma sonriente
sin recuerdos que atormenten
su infatigable danza eterna.
La entumecida madrugada que bosteza
mientras recoge, las últimas sombras caídas
tras hurtar la negra noche
con haces caóticos, de suaves filamentos.
asoman en transparente lentitud
en intrincado hálito, se consuman.
El sol que cae, como pluma
al filo del silencio se hunde,
finales alientos de luces, parecen suplicar
un pronto y tenue, deceso imperceptible;
los difuntos brillos se esconden
tras la gran máscara oscura,
y al tiempo de un suspiro
los astros nocturnos, inundan los aposentos
se pintan, de colores fulgentes.
La mar que a cada instante
muere, y vuelve en espuma sonriente
sin recuerdos que atormenten
su infatigable danza eterna.
La entumecida madrugada que bosteza
mientras recoge, las últimas sombras caídas
tras hurtar la negra noche
con haces caóticos, de suaves filamentos.
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