Sirena…
Ojos dulces, Sirena: en tu Océano
Playa de tu sendero, Manantial,
fiebre de tu frescura, sin el Médano,
tus cabellos acendran arenal…
Música de tu cuerpo mineral,
acecha trigo raudo, entre tus pies,
besos que mis labios, en tu coral
sueñan con el oro de tu revés…
Trova desde tu aliento la hermosura,
que plácida, ennegrece tu figura:
cabellos imprecisos a tu altura,
de joven perla amante, que clausura…
Desnudez, tu salitre, con locura,
imparte bravo mar de mi simiente:
acaudala en tu pecho, solamente,
de tus labios, niñez de tu dulzura…
Escoge de mi sombra el mar, si estrecho,
domeñando el chapitel sobre el lecho:
rosa plectro de amor en pecho y pecho,
fue Oro tu laúd, templado pecho!
Beso el labio que tu labio ha deshecho,
contraído en plegarias de tu lecho!
Suspiros que mi cuerpo, timonel,
ha abrevado en tu mar, de tu arancel…
Escoge de mi numen tu plegaria,
y sonrosa el clavel que ya no endrino
facultando prever mi desatino,
engavia, orlado, flor más necesaria...!
Silueta amante tu joven arena,
impronta necesaria, tu belleza,
mi sombra se distrae, con luz de pena:
femenina, da bien tu fortaleza…
Embarga de mis ojos, tu tristeza,
y al oírme, nublado, has de esperarme
pregonando el latir tu pecho, al darme
soliloquios, ventura en tu grandeza…
Serena que en tus ojos está el mar,
y la vida de tu pecho recibe,
todo el Sol que marino cuesta amar
en tu boca gemela que concibe…
Ooh Náyade, espuma por tus venas,
y rubíes en tus labios: condenas…
Ojos dulces, Sirena: en tu Océano
Playa de tu sendero, Manantial,
fiebre de tu frescura, sin el Médano,
tus cabellos acendran arenal…
Música de tu cuerpo mineral,
acecha trigo raudo, entre tus pies,
besos que mis labios, en tu coral
sueñan con el oro de tu revés…
Trova desde tu aliento la hermosura,
que plácida, ennegrece tu figura:
cabellos imprecisos a tu altura,
de joven perla amante, que clausura…
Desnudez, tu salitre, con locura,
imparte bravo mar de mi simiente:
acaudala en tu pecho, solamente,
de tus labios, niñez de tu dulzura…
Escoge de mi sombra el mar, si estrecho,
domeñando el chapitel sobre el lecho:
rosa plectro de amor en pecho y pecho,
fue Oro tu laúd, templado pecho!
Beso el labio que tu labio ha deshecho,
contraído en plegarias de tu lecho!
Suspiros que mi cuerpo, timonel,
ha abrevado en tu mar, de tu arancel…
Escoge de mi numen tu plegaria,
y sonrosa el clavel que ya no endrino
facultando prever mi desatino,
engavia, orlado, flor más necesaria...!
Silueta amante tu joven arena,
impronta necesaria, tu belleza,
mi sombra se distrae, con luz de pena:
femenina, da bien tu fortaleza…
Embarga de mis ojos, tu tristeza,
y al oírme, nublado, has de esperarme
pregonando el latir tu pecho, al darme
soliloquios, ventura en tu grandeza…
Serena que en tus ojos está el mar,
y la vida de tu pecho recibe,
todo el Sol que marino cuesta amar
en tu boca gemela que concibe…
Ooh Náyade, espuma por tus venas,
y rubíes en tus labios: condenas…
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