(Para Natalia)
Robo al menos…
Robo al menos, tus ojos, que me miran,
envuelto en una cara ya sinuosa...
Al mar me desarmas, y, juiciosa,
te entregas por amar, dulce y hermosa…
Mis besos son limones que han prestado
de su coloquio hiriente, dos faroles,
me pesan tus párpados como dos ruiseñores
me besan tus ojos como barros alados.
Sombra de lo que fue, augura lima
perfecta y dulce, y ácida la calma
eres el solimán que visten las guirnaldas,
un océano febril, pura, demandas.
Mis ojos ciernen en tu boca dos laúdes
brillo que no perdura si lo mojas:
mis besos son dos alas en tus ojos
naufragan si tu mar vuelve a las rosas…
Mi boca pena sin tu orilla, cisne fausto
licor que embriaga mi sol, con paso firme,
penetradora del olimpo, debo irme
a tu boca de lluvia, y pan amargo.
Mi beso no resiste de tu trago,
como enfilas el dolor, mas no es aciago
la virtud rémora del mal que luego pago
tu pecho endulza con las flores de tu imán.
Mis ojos alzan, ostentosos, maravillas
que tus pies adoran clámides divinas,
para vestirse de ágatas marinas,
tu beso noble, pensamiento, me dominas…
Mi boca es ascua de universo blanquecino
a tu murmullo helado de panoja,
dientes y fauces donde el verano moja
tus brazos piden de mis horas, lenta muerte…
Para vestir de tu sonrisa mi ojo afable,
y resistir, si es que puedo, tu hermosura
para besar tus pies no hay contextura,
que de tu vientre sombra al fin me besa oscura…
Mi sombra yace, junto a ti, Verano mudo,
sin que tu vuelo llaga endulce, de tal modo,
que tu silencio vuelva asaz, hondo derrame
mi boca tiene de tu sed, a la que ame…
Fría amapola, Ooh rosa descubierta,
eres mi páramo, mi sol, mi sal sombría!
Eres mi rosa, tú mi imán, tú lo eres todo
que al fin no yace de mi sombra, lo que enfría…
Tú eres mi pena y mi alegría
eres el páramo del sol que el viento agría,
eres la luz en tu sorpresa, rosa mía,
eres el mar que me descubre, la luz mía…
Tus labios prestos, dos heraldos, ilusiones
boca por besar, del tántalo a mi rosa
mi frío dédalo, mi sal, mi sal hermosa!
Eres el venablo que me ansía…
Grito: puede el mar más que mi arena,
anidar en tu pecho lacerante
y a un ojo cierto de mi amor, nace un instante
donde todo el dolor, crudo, se envenena.
Se envenena de ti, de tu alma ebria!
De tu rosa, de mi afán, de mi resguardo!
En tu boca yo peno y contra pena,
tu dulce arena yace en mar, donde me guardo…
Flores perfumadas, eres Gloria,
mi boca besa el pan de tu memoria....
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