Tu mano clara, ebria, taciturna y sombría,
juega a desvestir la luna en formas claras
y tan de azar su manto, rosa umbría,
clarificó con tu dulzura, sombras avaras...
Decidlo con tu gracia y tu perfume,
tu rosa avara legitimó la fragancia que rezume,
y en otras lenguas de claro, amor, ardía
aquélla vana intención, melancolía...
Tu mano ebria de bondad, así aclaró la noche
vistiendo un ágape de sueño, arrinconado
del solo aliento de un soplo perfumado,
doblez de sombra enhiesta, prefiguró su broche...
Ardid de bella usura, carmín, oro tapiado
su ribete de luna, así, sin lumbre, velas,
embriagó sus cautelas, distinguiendo su prado
desigual testa de oro en la panoja recelas...
Tus piernas robaron la velocidad de la noche,
irisando frívolas, sucumbiendo al desvelo
clarificando dulces, así llamas tu pelo,
dulcificando robaras, la oscuridad de un fantoche...
Plegaria a tus senos ebrios, cual légamos dieran,
la fornitura delgada de tu risa en la bandada
de un tenor de pájaros encendiendo la alborada,
la risa de tu silencio propagando cuerpos fueran...
Tu boca, sentida, dulce, propinó la ausencia,
de tu contorno delgado, sin sombra ni apariencia
por donde suspiros ebrios, enajenaron mis labios
de brisa fueron más sabios, dulcificándote, tibios...
Regalo de tu bandera, delineada con soltura
brindando tu fornitura a los vientos lacerados,
incendiando mi lujuria, con claveles maniatados
apropiándote la noche, con desvelada locura...
Fue tu gracia, dulce lluvia, donde acertó mi silencio
a ver tu boca desnuda cautivándose en el vïento,
a merced, tu boca hablaba, erizando lo que siento
desnuda rosa que habla, cultivándola, aquerencio...
Mi rosa desnuda, entera, fue mi noble ya discurso,
que brinda tus labios mudos, aferrándose a la luna
sólo en mí tienes fortuna, delgada cima tan bruna,
como el silencio del habla, tu boca engaña mi curso...
Y fue desnudo tu encierro, cautivada por mi sombra,
tan desnudos ya tus senos, la nieve en tus piernas demora
distinguiendo no me evades, me rocías y te alumbra
todo el velo de la noche, las estrellas, y la aurora...
Cautivada por mis besos, mi lujuria, y mis beldades,
sueña un ángel tu desvelo, desvelado y entre bruces
desnuda en tanto clavëles, y rosas aljofaradas, roces
de la panoja, delicadas tus verdades...
Cautivado por tus besos, tu pintura y todo el arte,
desnudos aún en el lecho, pierdo mi voz por amarte...
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