Un desayuno junto a la cordillera
Me has hecho llorar, Esteban Charpentier,
no porque sea un llorón ni esté con pena,
porque es bellísimo saber que alguien existe
en estos miles de millones de seres de abandono.
Existo como tú, yo soy chileno,
Óscar Pérez me llamo, vivo alegre,
camino en mi ciudad, la capital de reino,
y cruzo cada vez palabras con los parques
y los rostros que se blindan y las palomas
que ya apenas son fantasmas de otras palomas que ni recordamos.
Me has hecho saltar y de repente,
de poder sentirme vivo, aunque ya vivo,
trabajo, profesor, ese es mi oficio,
tengo un hijo que amo y que acompaño
y vivo en estas fiestas como quien de poco entiende.
Tanto amor hay que dar, que tan poco nos damos,
tanta luz hay que hallar, que por ir negros no encontramos
ni siquiera la punta de la nariz en que estornudas,
ni siquiera el color de las canciones preferidas,
así que hoy y aquí, de verme
saltar y hallar tus letras de regreso
me alegras y me das un palmetazo en plena estrella,
me atrevo y te devuelvo un gran abrazo desde el trigo.
Un gusto saludarte, un mar de voces
espero compartir desde este fin de dos mil algo,
la tierra es ejemplar, siempre nos tiene en algún sitio
un verbo, una manzana, los comparto, los ofrezco,
parecen un lagrimón, pero la verdad son sólo el punto
en que comienzan a repartirse tal como ayer las esperanzas.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
28 12 14
Me has hecho llorar, Esteban Charpentier,
no porque sea un llorón ni esté con pena,
porque es bellísimo saber que alguien existe
en estos miles de millones de seres de abandono.
Existo como tú, yo soy chileno,
Óscar Pérez me llamo, vivo alegre,
camino en mi ciudad, la capital de reino,
y cruzo cada vez palabras con los parques
y los rostros que se blindan y las palomas
que ya apenas son fantasmas de otras palomas que ni recordamos.
Me has hecho saltar y de repente,
de poder sentirme vivo, aunque ya vivo,
trabajo, profesor, ese es mi oficio,
tengo un hijo que amo y que acompaño
y vivo en estas fiestas como quien de poco entiende.
Tanto amor hay que dar, que tan poco nos damos,
tanta luz hay que hallar, que por ir negros no encontramos
ni siquiera la punta de la nariz en que estornudas,
ni siquiera el color de las canciones preferidas,
así que hoy y aquí, de verme
saltar y hallar tus letras de regreso
me alegras y me das un palmetazo en plena estrella,
me atrevo y te devuelvo un gran abrazo desde el trigo.
Un gusto saludarte, un mar de voces
espero compartir desde este fin de dos mil algo,
la tierra es ejemplar, siempre nos tiene en algún sitio
un verbo, una manzana, los comparto, los ofrezco,
parecen un lagrimón, pero la verdad son sólo el punto
en que comienzan a repartirse tal como ayer las esperanzas.
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