Mi sonrisa es marinera
Sentencia de la alegría
casarse con un marino,
porque no hay más celestino
que este mar con su porfía.
Eterna es la travesía,
las costas son de esperanza,
las olas nos den confianza
de a sus arenas llegar
y entre las aguas de hallar
de la risa la alta danza.
Por cierto que en las ciudades
hay marineros de tierra,
con sus ojos como en guerra
en la sal de las maldades.
Navegan sus majestades
entre la gente y las plazas,
recalan en altas casas
donde una sirena espera
y una perla es la primera
que se abre si los abrazas.
Otros su pesca en el campo
bajo siembra han de encontrar,
y en cada semilla un mar
y un tritón y un hipocampo.
Siempre alegres, cual lo estampo,
con el viento en sus cabellos,
con la luna en los destellos
de sus palas y sus dientes,
pues trabajan sonrientes
y de la ola son sus sellos.
Alguna vez morirán,
mas será sin darnos cuenta,
que aun perdida la sangrienta
epopeya no se irán.
Con los ríos volverán
de su abrazo con lo eterno,
el buen mar, cual padre tierno,
a su lecho azul los llama
y al partir nunca reclama
tras las nubes del invierno.
Así es que venga el anillo
entre alegría y naviero,
y que sepa el mundo entero
que ser feliz es sencillo.
Levar anclas, sacar brillo
al horizonte sin fin,
nunca el amor es trajín
ni la vida arriar bandera,
mi sonrisa es marinera
y tu beso mi confín.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
01 08 14
Sentencia de la alegría
casarse con un marino,
porque no hay más celestino
que este mar con su porfía.
Eterna es la travesía,
las costas son de esperanza,
las olas nos den confianza
de a sus arenas llegar
y entre las aguas de hallar
de la risa la alta danza.
Por cierto que en las ciudades
hay marineros de tierra,
con sus ojos como en guerra
en la sal de las maldades.
Navegan sus majestades
entre la gente y las plazas,
recalan en altas casas
donde una sirena espera
y una perla es la primera
que se abre si los abrazas.
Otros su pesca en el campo
bajo siembra han de encontrar,
y en cada semilla un mar
y un tritón y un hipocampo.
Siempre alegres, cual lo estampo,
con el viento en sus cabellos,
con la luna en los destellos
de sus palas y sus dientes,
pues trabajan sonrientes
y de la ola son sus sellos.
Alguna vez morirán,
mas será sin darnos cuenta,
que aun perdida la sangrienta
epopeya no se irán.
Con los ríos volverán
de su abrazo con lo eterno,
el buen mar, cual padre tierno,
a su lecho azul los llama
y al partir nunca reclama
tras las nubes del invierno.
Así es que venga el anillo
entre alegría y naviero,
y que sepa el mundo entero
que ser feliz es sencillo.
Levar anclas, sacar brillo
al horizonte sin fin,
nunca el amor es trajín
ni la vida arriar bandera,
mi sonrisa es marinera
y tu beso mi confín.
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