¡Ay! ¡Quédate, mujer...!
El tiempo afuera no acompaña.
No salgas hoy de casa
y recordemos la niñez.
Al paso de los años
se van secando las palabras,
doliendo la nostalgia...
Y se anquilosa hasta el querer.
¡Ay! ¡Quédate, mujer...!
No salgas hoy de casa.
Avivemos la interna llama
que mata al padecer.
Entre pecho y espalda,
el corazón se arremolina,
buscando en cada esquina
aquel candor de nuestro ayer.
Tiernos eran los versos
que al aire el alma te exhalaba,
y todos regresaban
con el sabor de tu querer.
¡Ay! ¡Quédate, mujer...!
El tiempo afuera no acompaña.
Algo hondo nos reclama
y ya se mueve a flor de piel.
G.S.A.
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