Un diálogo de tiempo impuro

Un diálogo de tiempo impuro

Es evidente que los planos se confunden,
el ojo con la llave, la puerta con el horizonte,
y tú lo que quieres es huir de la tormenta.
Pero pongamos orden: la noche tiene un ciclo
de estrellas condenadas, en las que hay una, el día,
en que has corrido sin hallar para tus labios la palabra.
Tengamos fe, ten tú tu propio juicio,
no son verdades esas cosas que no entiendes,
no son rigores las cadenas que en ti observas,
déjalas ir, déjate ir en el cintillo de los astros,
ponlo en tu frente, ponlo en la herida de tus ansias,
allí donde el dolor es un joven testarudo,
allí donde la paz es un anciano que no llega
y donde mientras, mientras,
mueres sin ver que es en tu vida el laberinto.
Mira la rosa, no está, pero su aroma
llevan aún los que antes de ti la compartieron.
Si eres la espada, tu sangre es el camino,
si eres la sangre, un surco haz en la tierra,
donde el dolor, la lágrima el fracaso
se vuelvan más semilla que todos los trigales.
Puedes amar, hermano, y, si ninguno vuelve,
nos quedas tú como adalid de lo increíble.

05 05 12

Excelente!