No me perdones

No me perdones

No me perdones esta noche, no me abraces
como si en la jornada de este día siempre hubiera
pensado en ti y soñado con el beso
que me ofreces cuando vuelvo al fin a casa.
Al cruzar por esa puerta, ya al subirme
a la micro que me aleja, me he olvidado
de tu rostro, de tus manos, de tu nombre,
y sólo otros rostros, otras manos, otros nombres
han ocupado en mis deberes los sitios de tu apego.
No me perdones pues, porque he dejado
en pro de mil tareas tu presencia en el olvido,
he corrido y gritado, he cabeceado entre papeles,
he llamado a mis jefes, he preguntado la hora,
me he rascado los testículos como si nadie más me viera
y al comerme algún sándwich he dicho qué más pedirle al mundo.
No me perdones, pues, ya que no te amo las veinticinco horas de mi laberinto,
no te amo en cada verbo, en cada espasmo de mi espalda ya cansada,
en cada suspiro en que maldigo la agobiante vida,
que no pedí y que tengo, pese a tu amor de sol y luna.
Sé que te amo brevemente, mortalmente entre la gente,
prendido a un girasol y a las corbatas de rutina,
sé que te amo pese al caos de mi merienda vagabunda,
a la traición de los demás que se retiran a su abismo,
sé que en mi soledad te amo, así, blindadamente,
insuficientemente capaz de declararlo en cada poro,
en cada sensación de la jornada de trabajo,
en cada paso al ir ya a tu re encuentro en nuestra puerta.
No me perdones, pues, que si regreso ya soy otro,
el que te amó es más viejo, el que te ama es más humilde
y el que aun así va a amarte no requiere más destreza
que ese abrazo por fin en que me perdonas pese a todo,
porque mi amor comprendes y porque, porque, porque
tu amor aun así subsiste, entero y siempre mío.

16 04 12

El amor que ama de verdad, es eterno amigo mio.

Así lo creo, amiga, y que además al amor hay que alimentarlo cada día. Un abrazo.-