Por los días más hermosos

Más veo sonrojar besándote la mejilla
sin embargo tu boca es la que siento,
pero de avergonzarte me arrepiento.
Mas tú, acariciando eres más sencilla.

Despertar en ti el amor es mi empeño,
pero te atemoriza mis brazos poderosos,
mis manos solo desean ser cariñosos
que son cálidos como humilde leño.

Espero llegarte con mucho cuidado
jamás te conduciría a ningún pecado,
obedeceré si me pides que te espere.

Me persuadiré que de amor nadie muere,
aun hay inocencia en esos ojos piadosos.
En espera estaré de los días más hermosos.

Autor: Alcibíades Noceda Medina