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por Jadeante voz, sin subir más la montaña
de aquella siembra que procela mi llanura,
al despertar del monte extraño, tu figura
deslumbra queda, y el oído me restaña.
Jadeante sube por el eco a mi nostalgia
radiante quedo, de oírte sin la prisa
de un horizonte que comprende tu sonrisa
y el albor sueña la mirada que presagia.
Sin ton ni son, mis pasos ceden en la aurora
y adoptan celos al efluvio de tu pelo,
al descubrir lo castaño de tu selva...
Pero sin prisa me aletarga el cautiverio, del alba
que me sueña en oraciones, en tu cielo
que despeña mis ansias y enamora.
de aquella siembra que procela mi llanura,
al despertar del monte extraño, tu figura
deslumbra queda, y el oído me restaña.
Jadeante sube por el eco a mi nostalgia
radiante quedo, de oírte sin la prisa
de un horizonte que comprende tu sonrisa
y el albor sueña la mirada que presagia.
Sin ton ni son, mis pasos ceden en la aurora
y adoptan celos al efluvio de tu pelo,
al descubrir lo castaño de tu selva...
Pero sin prisa me aletarga el cautiverio, del alba
que me sueña en oraciones, en tu cielo
que despeña mis ansias y enamora.
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