Tramontaba a su esplendor la lejanía
de seguir el paso que pisaba
la noche esbelta, su trazo figuraba
y en el silencio se escurría
su belleza.
Atizar el vuelo de cenizas siempre fuego
entre aludes y sigilos que conmueve hasta el altillo
esperanzas de sosiego
y aún melancolía,
donde se perdía el claroscuro del adentro y
sus fauces soñadoras.
De los fósiles y ermitaños desde donde nuestros centros
se funden en corazonadas dialécticas y papiros
de bosquejos
de nuestros ausentes ojos
donde la luz
de la gracia de tus tintas
une las reliquias
donde mora la piedad
de ver la luna almibarada
sumergirse en
nuestros cabellos,
y se invade el azul de la noche
en el silencio
donde los jazmines juegan a la juventud enamorada
y cielan
un horizonte que trastabilla entre los bosques y
los mares
donde el ozono impera,
y
se nutre la mirada del crepúsculo
donde en tu piel
nevará otro amanecer.
A la orilla de los peces de plata
los cardúmenes de estrellas asaltan las ventanas
de tus ojos
azules en la noche,
y entre nuestras piernas,
las lacias sábanas impregnan el suspiro
de tu perfume
donde la noche cede
al descanso
y a la frescura
y al murmullo de la paz.
de seguir el paso que pisaba
la noche esbelta, su trazo figuraba
y en el silencio se escurría
su belleza.
Atizar el vuelo de cenizas siempre fuego
entre aludes y sigilos que conmueve hasta el altillo
esperanzas de sosiego
y aún melancolía,
donde se perdía el claroscuro del adentro y
sus fauces soñadoras.
De los fósiles y ermitaños desde donde nuestros centros
se funden en corazonadas dialécticas y papiros
de bosquejos
de nuestros ausentes ojos
donde la luz
de la gracia de tus tintas
une las reliquias
donde mora la piedad
de ver la luna almibarada
sumergirse en
nuestros cabellos,
y se invade el azul de la noche
en el silencio
donde los jazmines juegan a la juventud enamorada
y cielan
un horizonte que trastabilla entre los bosques y
los mares
donde el ozono impera,
y
se nutre la mirada del crepúsculo
donde en tu piel
nevará otro amanecer.
A la orilla de los peces de plata
los cardúmenes de estrellas asaltan las ventanas
de tus ojos
azules en la noche,
y entre nuestras piernas,
las lacias sábanas impregnan el suspiro
de tu perfume
donde la noche cede
al descanso
y a la frescura
y al murmullo de la paz.
Última edición por kaina el Lun Abr 11, 2011 8:43 am, editado 2 veces
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