Torrente de vida.
Caudal tormentoso,
substancia vehemente
que recorre con fuerza
renegando su naturaleza.
Sendas refulgentes que se filtran
por mis extremos desiertos
derritiendo los cristales
transparentes e inmortales.
Aguas calmas por momentos,
retozan mi desnudez
Serenando la aflicción
que ha dejado el centinela.
Acaricias dócilmente
la transparencia que cubre
el cansancio y la congoja
de avatares e infortunios.
Canturreos sigilosos que
acunan mis sueños con las sinfonías
arrancadas de tu alma
destemplada y feroz.
La hierba se ilumina,
de gamas violetas,
en tu temible pasar
de mortal pena y ahogo.
Distinguidas son las miradas
que atrapas en tu andar.
El eterno llora desolado el tormento
derramado en tu cuerpo y entidad.
Alimento transparente
caes con fuerza
arrebatando la estreches que te contiene
deambulando sin dueño ni omisión.
Los tupidos crecientes,
sin mayor impunidad,
vistes con tu fuerza
la vida que crece en tu propiedad.
Fuerza de caudal, de torrente desbocado,
a su paso enfurecido
arremete sin piedad,
la tierra y sus rincones.
Libre te desplazas,
sin dominio aparente;
iracundo y atrevido,
elocuente e impetuoso.
La luna acaricia tu torrente fiero y tormentoso
y pregunta… ¿Cuál es la prisa que te hace vivir con furia
viajando raudo a tu destino
al encuentro de tu infinita muerte?
Eryca.
Caudal tormentoso,
substancia vehemente
que recorre con fuerza
renegando su naturaleza.
Sendas refulgentes que se filtran
por mis extremos desiertos
derritiendo los cristales
transparentes e inmortales.
Aguas calmas por momentos,
retozan mi desnudez
Serenando la aflicción
que ha dejado el centinela.
Acaricias dócilmente
la transparencia que cubre
el cansancio y la congoja
de avatares e infortunios.
Canturreos sigilosos que
acunan mis sueños con las sinfonías
arrancadas de tu alma
destemplada y feroz.
La hierba se ilumina,
de gamas violetas,
en tu temible pasar
de mortal pena y ahogo.
Distinguidas son las miradas
que atrapas en tu andar.
El eterno llora desolado el tormento
derramado en tu cuerpo y entidad.
Alimento transparente
caes con fuerza
arrebatando la estreches que te contiene
deambulando sin dueño ni omisión.
Los tupidos crecientes,
sin mayor impunidad,
vistes con tu fuerza
la vida que crece en tu propiedad.
Fuerza de caudal, de torrente desbocado,
a su paso enfurecido
arremete sin piedad,
la tierra y sus rincones.
Libre te desplazas,
sin dominio aparente;
iracundo y atrevido,
elocuente e impetuoso.
La luna acaricia tu torrente fiero y tormentoso
y pregunta… ¿Cuál es la prisa que te hace vivir con furia
viajando raudo a tu destino
al encuentro de tu infinita muerte?
Eryca.
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