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por Tus ojos nocturnos velan en la noche
palabras que algún día oirían los pájaros
y se encierran en tu boca las luces de mi alma,
noches que abren las alas de la luna
y las palomas
que clausuran mi soledad.
Tu voz nocturna
vuela con aquellas aves negras
por el horizonte de la luna,
y se tragan con el cielo mis palabras
aquellas quejas que bravan las estrellas.
Tus pies nocturnos son velamen en mis sueños
como un silencio que la noche espera a clausurarse
para abrirse el paso de tu boca
cuando repites mi alma
entre tus labios.
Tus manos de noche son como dos guitarras
cuyas cuerdas tocas cuando murmullan mis ciegas canciones desveladas
y amplías el mármol que la noche sueña
tras el desvelo que sueña con tu pecho.
Lo admito, soy como una paloma.
Que en la noche te mira tras la ventana
y encierra su alegato de rústica figura
como un cuervo que se ensaña
contra su soledad.
Pero te miro con una ternura tal
que si la noche buscara en mi silencio
hallaría la estrella que anhelaba buscar,
y ésta es la Estrella que duerme en mi lecho:
la de tus ojos, tu voz, tus pies y tus manos
ennegreciendo la noche
del suspiro de mi alma
como paloma ó cuervo que se duerme
junto a las estrellas dormidas en tu pelo.
palabras que algún día oirían los pájaros
y se encierran en tu boca las luces de mi alma,
noches que abren las alas de la luna
y las palomas
que clausuran mi soledad.
Tu voz nocturna
vuela con aquellas aves negras
por el horizonte de la luna,
y se tragan con el cielo mis palabras
aquellas quejas que bravan las estrellas.
Tus pies nocturnos son velamen en mis sueños
como un silencio que la noche espera a clausurarse
para abrirse el paso de tu boca
cuando repites mi alma
entre tus labios.
Tus manos de noche son como dos guitarras
cuyas cuerdas tocas cuando murmullan mis ciegas canciones desveladas
y amplías el mármol que la noche sueña
tras el desvelo que sueña con tu pecho.
Lo admito, soy como una paloma.
Que en la noche te mira tras la ventana
y encierra su alegato de rústica figura
como un cuervo que se ensaña
contra su soledad.
Pero te miro con una ternura tal
que si la noche buscara en mi silencio
hallaría la estrella que anhelaba buscar,
y ésta es la Estrella que duerme en mi lecho:
la de tus ojos, tu voz, tus pies y tus manos
ennegreciendo la noche
del suspiro de mi alma
como paloma ó cuervo que se duerme
junto a las estrellas dormidas en tu pelo.
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