Tu cuerpo de Doncella...
Sueño unos instantes con tus manos,
labriegas socavadas del instinto,
animal de silencio en Soles vanos,
persuasivos elementos, Laberinto...
En que sombras de la noche no deparan,
tu sombría cabellera en el abismo,
tu preciosa cintura, no cambiara
el color de tus estrellas, eufemismo...
Son alcurnias sedadas tus pies nobles,
que laceran el encanto en la alborada
manantiales afluencias, que en la moda
tus incomodidades, labios nubles,
con el solícito encanto, tu cabello
demanda de mi asombro, por tu cuello,
y rocío en las albas prisioneras
que deambulan por tu cuerpo, enteras...
Y en tu lira, no bermeja un solo trance,
de estupor, gallardía nominada
a la voz que en tu sombra enamorada,
hace rojos los silencios tu romance...
Tu boca elige el lauro amaneciente,
que durmió a la orilla de mis fauces
donde el médano que azor tuvo pendiente
desnudó la caterva de mis chances...
Roja cuna, tus labios prisioneros
que son risa del albor y de tu sombra,
lago esbelto por tu cruz, no nombra
agoreros los intentos de reseros...
Labios que empalagan en lo dulce,
y lo agrio inventa a sola voz
aforismos de tu noche donde calce
latifundios del sueño más atroz...
Tú eres Reina de la noche y tu bandera,
de lo oscuro ya no enciende sólo besos
que en mi alma campeadora, prisionera
sólo alienta tus estrellas, tus regresos...
Idéntica a la Luna, eres naufragio,
que tormentas en mi oro, no trasciende
Oro nubil, que pernocta, por si acaso,
en el alba claridades que presiente...
Eres fuego, de tu néctar de paloma,
sólo cisnes en tu cuerpo, suave loma...
Sueño unos instantes con tus manos,
labriegas socavadas del instinto,
animal de silencio en Soles vanos,
persuasivos elementos, Laberinto...
En que sombras de la noche no deparan,
tu sombría cabellera en el abismo,
tu preciosa cintura, no cambiara
el color de tus estrellas, eufemismo...
Son alcurnias sedadas tus pies nobles,
que laceran el encanto en la alborada
manantiales afluencias, que en la moda
tus incomodidades, labios nubles,
con el solícito encanto, tu cabello
demanda de mi asombro, por tu cuello,
y rocío en las albas prisioneras
que deambulan por tu cuerpo, enteras...
Y en tu lira, no bermeja un solo trance,
de estupor, gallardía nominada
a la voz que en tu sombra enamorada,
hace rojos los silencios tu romance...
Tu boca elige el lauro amaneciente,
que durmió a la orilla de mis fauces
donde el médano que azor tuvo pendiente
desnudó la caterva de mis chances...
Roja cuna, tus labios prisioneros
que son risa del albor y de tu sombra,
lago esbelto por tu cruz, no nombra
agoreros los intentos de reseros...
Labios que empalagan en lo dulce,
y lo agrio inventa a sola voz
aforismos de tu noche donde calce
latifundios del sueño más atroz...
Tú eres Reina de la noche y tu bandera,
de lo oscuro ya no enciende sólo besos
que en mi alma campeadora, prisionera
sólo alienta tus estrellas, tus regresos...
Idéntica a la Luna, eres naufragio,
que tormentas en mi oro, no trasciende
Oro nubil, que pernocta, por si acaso,
en el alba claridades que presiente...
Eres fuego, de tu néctar de paloma,
sólo cisnes en tu cuerpo, suave loma...
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