Para Oriana Oyarzun Mancilla
Para Oriana, Anairo:
Precisamente:
Precisamente, en el ego frugal de la memoria en fruta,
tropel de ruiseñor, y sórdida respuesta de calandria:
Zorzal agorero, madrugada que disfruta,
perenne sonido trivial, cual candelero de su paria…
Precisamente Tú, de la mirada que plateas
la noble ruina de mi bálsamo resero,
indeleble a la espuma frutal, de sordo enero,
Son de melodía en el coro de tus teas…
Precisamente tú. No la vanguardia que, oscilante
desmesura; el aliento cálido de una promesa delirante;
no; Tú: el Poema triunfante que agoniza con mi ausencia,
la palabra hecha de voz, y temprana la cadencia,
de tu justa armadura de rocío y con flores orlada…
Tú, la mirada, la Poesía que me acoge deslumbrada
en insólita prez, de amargura destilada,
Sólo Tú... El retruécano que pausa, enamorada…
Sólo Tú: Cautiverio de la espuma de espadas,
las mareas y las noches encubiertas del delirio
que no cede, que no abruma mi martirio,
que concede; que se apropia en resquemor de la Odisea,
la penuria, el retablo al Unicornio más unísono, platea
de la sombra del azul metálico en estrellas aguas de nieve…
Sólo tú, la Epopeya de mi ruina entre auges de belleza, Sólo tú…
Sólo el Arte de trepar hasta la cima de tu Cumbre, de tus Alas…
Nuevas voces, nuevo son de mi ventura,
oscilada entre murmurios que acometen
lo diestro en tu cintura… La palabra que enajena,
el vertedor asomo de tu cauce que ama la sonrisa,
el tropel, el galope araucario de la voz más femenina
de tu llanto, y tu virtud encadenándose del labio…
La indócil llamarada que en premura acomete
la prisión que se libera de tu orfebre, como canto,
la altivez, ruptura que amanece y se replete
hacia la forma que niega el ardor de tu quebranto…
…Es el furor las alas que Hermosas, atavían tu belleza,
la nieve de tu canto en hermosura, y platinada esfinge
que arropa tu silencio, tu mágica deidad que soporta,
el frío de las alas al gallardo tremar de tu cintura,
incauto por lo desnudo de tu Rosa; atavío que regresa
a tu boca, a tu voz, de altiva luna que embellece
las estrellas… La deidad que asoma y sube por tu cuello
de paloma nívea, al descubierto, al escozor de un rosicler
helado de amor, y de privanza en celo con nuestras plumas…!
Amor, que cauto en la engarzada sonrisa de pïedras milagrosas
de esmeraldas, cohíben la llanura presa de mil voces Poetas,
de miles de voces de Poetisas! Que abrevan entre Cantos,
la letanía y el sabor que no elude tu paloma, tu lirismo…
Como una tilde de amor, una campana de oro que retiñe y reverbera
Soles al unísono de tu cuerpo vulnerado de rosas silvestres,
de amor, de pajonales, de desiertos, y de montes altivos y nevados
Orquesta de tus virtudes, en amapola y lira con el canto
del cencerro, en oropel con las más hermosas aves del delirio!
Rejuvenecidas, para ti, para la sombra de tu rosicler,
esmaltado en tu premura de arbitrio, y dorado al expeler…
De tu Ale, para ti, Oriana!
Para Oriana, Anairo:
Precisamente:
Precisamente, en el ego frugal de la memoria en fruta,
tropel de ruiseñor, y sórdida respuesta de calandria:
Zorzal agorero, madrugada que disfruta,
perenne sonido trivial, cual candelero de su paria…
Precisamente Tú, de la mirada que plateas
la noble ruina de mi bálsamo resero,
indeleble a la espuma frutal, de sordo enero,
Son de melodía en el coro de tus teas…
Precisamente tú. No la vanguardia que, oscilante
desmesura; el aliento cálido de una promesa delirante;
no; Tú: el Poema triunfante que agoniza con mi ausencia,
la palabra hecha de voz, y temprana la cadencia,
de tu justa armadura de rocío y con flores orlada…
Tú, la mirada, la Poesía que me acoge deslumbrada
en insólita prez, de amargura destilada,
Sólo Tú... El retruécano que pausa, enamorada…
Sólo Tú: Cautiverio de la espuma de espadas,
las mareas y las noches encubiertas del delirio
que no cede, que no abruma mi martirio,
que concede; que se apropia en resquemor de la Odisea,
la penuria, el retablo al Unicornio más unísono, platea
de la sombra del azul metálico en estrellas aguas de nieve…
Sólo tú, la Epopeya de mi ruina entre auges de belleza, Sólo tú…
Sólo el Arte de trepar hasta la cima de tu Cumbre, de tus Alas…
Nuevas voces, nuevo son de mi ventura,
oscilada entre murmurios que acometen
lo diestro en tu cintura… La palabra que enajena,
el vertedor asomo de tu cauce que ama la sonrisa,
el tropel, el galope araucario de la voz más femenina
de tu llanto, y tu virtud encadenándose del labio…
La indócil llamarada que en premura acomete
la prisión que se libera de tu orfebre, como canto,
la altivez, ruptura que amanece y se replete
hacia la forma que niega el ardor de tu quebranto…
…Es el furor las alas que Hermosas, atavían tu belleza,
la nieve de tu canto en hermosura, y platinada esfinge
que arropa tu silencio, tu mágica deidad que soporta,
el frío de las alas al gallardo tremar de tu cintura,
incauto por lo desnudo de tu Rosa; atavío que regresa
a tu boca, a tu voz, de altiva luna que embellece
las estrellas… La deidad que asoma y sube por tu cuello
de paloma nívea, al descubierto, al escozor de un rosicler
helado de amor, y de privanza en celo con nuestras plumas…!
Amor, que cauto en la engarzada sonrisa de pïedras milagrosas
de esmeraldas, cohíben la llanura presa de mil voces Poetas,
de miles de voces de Poetisas! Que abrevan entre Cantos,
la letanía y el sabor que no elude tu paloma, tu lirismo…
Como una tilde de amor, una campana de oro que retiñe y reverbera
Soles al unísono de tu cuerpo vulnerado de rosas silvestres,
de amor, de pajonales, de desiertos, y de montes altivos y nevados
Orquesta de tus virtudes, en amapola y lira con el canto
del cencerro, en oropel con las más hermosas aves del delirio!
Rejuvenecidas, para ti, para la sombra de tu rosicler,
esmaltado en tu premura de arbitrio, y dorado al expeler…
De tu Ale, para ti, Oriana!
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