Desnudo, Otea…
Desnudo, zarpa sin la voz, desnudo otea,
caliginoso el verbo amante, sin la nieve,
desnudo encïerra sin tu voz, ya sea leve
el lento can, la misma sombra que recrea,
desnudo el lienzo de tu voz, frente a la endecha,
el lento amar, la misma sombra que repecha,
el mismo azar, la misma nube, que, maltrecha
junta la arena de mi voz, de voz y endecha…
La misma sombra de neón, el mismo cielo,
que no contuve más sin Dios, el mismo suelo
que sin oír, ni escuchar del mismo vüelo,
el mismo pan, la misma cuna, de mi duelo…
Sin sol ó nieve, la misma sombra ó el silencio
busca la nieve, ya si entorna, el albedrío,
el comandante sutil del amor mío,
la misma ponderosa cal, que consustancio…
Apenas, sin tu voz, en la penumbra,
casi arraigada mies, que el pan desdora
cual el ubicuo pez la sombra adora,
el mismo lento mal, del bien que implora…
La sombra que amortaja este delirio,
la misma Sal, la misma miel embota,
ya del suspiro muerto, de su cirio,
el mismo empaque de la sal, del mar que agota…
El mismo pez, la misma miel hendida
el mismo Capitán, la sal y hiel prohibida,
el lento mar, y ya del mar y consabida,
ya la palabra del océano, bebida…
El mismo mal, ya no la histeria de tu boca,
el mismo pan veloz, la misma roca
que tu sulfuro inquïere, que sofoca,
la misma duna inquïeta de tu boca…
De no perderte, en este mar, me vuelve loco
el no suspiro de la hiel, que amor no toco
el mismo pan, que me devora, con el ojo
de mi suspiro en otro mal, de mi despojo…
El mismo arte, -ya no la huella que separa-;
que el amor mate, ó no la cumbre desatara
en otro cielo, ya sino laja que destaje,
el otro bien, cual si los males del lenguaje…
El otro mar pretérito que ha muerto;
la misma sombra, el mismo signo del desïerto.
Desnudo, zarpa sin la voz, desnudo otea,
caliginoso el verbo amante, sin la nieve,
desnudo encïerra sin tu voz, ya sea leve
el lento can, la misma sombra que recrea,
desnudo el lienzo de tu voz, frente a la endecha,
el lento amar, la misma sombra que repecha,
el mismo azar, la misma nube, que, maltrecha
junta la arena de mi voz, de voz y endecha…
La misma sombra de neón, el mismo cielo,
que no contuve más sin Dios, el mismo suelo
que sin oír, ni escuchar del mismo vüelo,
el mismo pan, la misma cuna, de mi duelo…
Sin sol ó nieve, la misma sombra ó el silencio
busca la nieve, ya si entorna, el albedrío,
el comandante sutil del amor mío,
la misma ponderosa cal, que consustancio…
Apenas, sin tu voz, en la penumbra,
casi arraigada mies, que el pan desdora
cual el ubicuo pez la sombra adora,
el mismo lento mal, del bien que implora…
La sombra que amortaja este delirio,
la misma Sal, la misma miel embota,
ya del suspiro muerto, de su cirio,
el mismo empaque de la sal, del mar que agota…
El mismo pez, la misma miel hendida
el mismo Capitán, la sal y hiel prohibida,
el lento mar, y ya del mar y consabida,
ya la palabra del océano, bebida…
El mismo mal, ya no la histeria de tu boca,
el mismo pan veloz, la misma roca
que tu sulfuro inquïere, que sofoca,
la misma duna inquïeta de tu boca…
De no perderte, en este mar, me vuelve loco
el no suspiro de la hiel, que amor no toco
el mismo pan, que me devora, con el ojo
de mi suspiro en otro mal, de mi despojo…
El mismo arte, -ya no la huella que separa-;
que el amor mate, ó no la cumbre desatara
en otro cielo, ya sino laja que destaje,
el otro bien, cual si los males del lenguaje…
El otro mar pretérito que ha muerto;
la misma sombra, el mismo signo del desïerto.
» El capricho de mi labio (Poesía para Vero)
» Corolario de amor para Verónica
» Tu mirada (Poesía para Vero)
» Te amo... (Para Verónica)
» Vero:
» Feliz día internacional de la poesía!
» Bésame
» Dos soledades