Terreno canto de albor y ya sombrío
Terreno canto de albor, y ya sombrío,
cual esmerada luna aqueja mi simiente,
con el contiguo canto ya ferviente
el solo helio de mi beso de albedrío…
Trazado el beso de tu labio en otro enfoque,
gallardo, pierde, la cintura mi desmán,
en otro aliento de mi nube en otro toque
cual sólo bello nimio adusto, capitán…
Mi voz terrena, no del aire, no es la trova
que desgana mi delirio al afincarse,
tu sola huella no maltrata, va a afanarse
lo no mellado de mi sombra, de mi escoba…
Canta si el beso, no lo mueve ningún cirio,
en otro labio de tu labio, cual comarca,
en otra hendida fiebre trunca, la remarca
cual sólo histeria confabula mi delirio…
Mueve si el páramo de goces, en el vuelo,
llanura insiste por demás, cual cautiverio,
en otra risa, en otro claustro, mueve en serio
no mi cautiva ala en sombra, de mi pelo…
Rodete en alza, va si el lienzo, a contrapunta
ya la mañana de tu beso, en otros labios,
cual la mirada de mi sombra, que despunta,
así, hacinada, cual la voz de tus enlabios…
Figura enhiesta, sobre el canto de la fïebre,
no la cohíbe, la mirada vuelta forma,
de mi dinero, última parca que me informa,
cual si la paga embiste trágico calibre…
Son de las mudas astas que me inhiben,
los llantos dulces, de los altos aires,
cual el sollozo ingrávido, donaires
que tu resguardo, en miradas, me prohíben…
Sólo si el lienzo cae en noche vulnerada,
en otra siembra, de mi ósculo, taimada,
en otro ciego canto, ya ultimada
la vanagloria de tu rostro, lacerada…
En noche Celta, la mirada no me engaña,
con el contino de la sombra que repecha,
cual éste el júbilo de amor, que no maltrecha
el otro salmo del sudor, de mi montaña…
Tu pie es sendero de la fábula de flores,
en otro hechizo cual el vello vulnerado
en otra risa que el contorno enamorado
sueña tus alas, ya la Trova, tus dolores…
Verde, si ágil, no ya la lläma, se apodera
cual el silencio de la noche no aprendada
en otro júbilo del agua avinagrada,
en otra sombra, de la estrella que pondera…
Tu solo espectro, cae si la luna vuelve llama,
en otro esmero, cual si delirio no se mella,
caduca el ángel, no contigo, eres estrella
de la bandada del lamento que me clama…
Casi apodera el semblante, la mañana,
en otra estrella, en otra sombra que te hermana,
semblante níveo, cual paloma no trazara:
sola si el vüelo, no delirio, enajenara…
Contigo ángel, altura, sola estrella,
vas anidando mi resguardo: Doncella…
Terreno canto de albor, y ya sombrío,
cual esmerada luna aqueja mi simiente,
con el contiguo canto ya ferviente
el solo helio de mi beso de albedrío…
Trazado el beso de tu labio en otro enfoque,
gallardo, pierde, la cintura mi desmán,
en otro aliento de mi nube en otro toque
cual sólo bello nimio adusto, capitán…
Mi voz terrena, no del aire, no es la trova
que desgana mi delirio al afincarse,
tu sola huella no maltrata, va a afanarse
lo no mellado de mi sombra, de mi escoba…
Canta si el beso, no lo mueve ningún cirio,
en otro labio de tu labio, cual comarca,
en otra hendida fiebre trunca, la remarca
cual sólo histeria confabula mi delirio…
Mueve si el páramo de goces, en el vuelo,
llanura insiste por demás, cual cautiverio,
en otra risa, en otro claustro, mueve en serio
no mi cautiva ala en sombra, de mi pelo…
Rodete en alza, va si el lienzo, a contrapunta
ya la mañana de tu beso, en otros labios,
cual la mirada de mi sombra, que despunta,
así, hacinada, cual la voz de tus enlabios…
Figura enhiesta, sobre el canto de la fïebre,
no la cohíbe, la mirada vuelta forma,
de mi dinero, última parca que me informa,
cual si la paga embiste trágico calibre…
Son de las mudas astas que me inhiben,
los llantos dulces, de los altos aires,
cual el sollozo ingrávido, donaires
que tu resguardo, en miradas, me prohíben…
Sólo si el lienzo cae en noche vulnerada,
en otra siembra, de mi ósculo, taimada,
en otro ciego canto, ya ultimada
la vanagloria de tu rostro, lacerada…
En noche Celta, la mirada no me engaña,
con el contino de la sombra que repecha,
cual éste el júbilo de amor, que no maltrecha
el otro salmo del sudor, de mi montaña…
Tu pie es sendero de la fábula de flores,
en otro hechizo cual el vello vulnerado
en otra risa que el contorno enamorado
sueña tus alas, ya la Trova, tus dolores…
Verde, si ágil, no ya la lläma, se apodera
cual el silencio de la noche no aprendada
en otro júbilo del agua avinagrada,
en otra sombra, de la estrella que pondera…
Tu solo espectro, cae si la luna vuelve llama,
en otro esmero, cual si delirio no se mella,
caduca el ángel, no contigo, eres estrella
de la bandada del lamento que me clama…
Casi apodera el semblante, la mañana,
en otra estrella, en otra sombra que te hermana,
semblante níveo, cual paloma no trazara:
sola si el vüelo, no delirio, enajenara…
Contigo ángel, altura, sola estrella,
vas anidando mi resguardo: Doncella…
Ayer a las 7:07 am por jorge enrique mantilla
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