Mi Orquídea
Estoy enamorado, Princesa buhonera
(Poesía para Angie)
Orquídea Mía, no sé de a cuánta aurora,
se teñirá tu cuerpo de blancura,
no sé, cuántos heraldos rojos de fina plata
fabricados, harán contigo un oro amable;
cuántas rosas en mi cuerpo, mi corazón desata:
no sé cuánta premura de tu ego formidable,
hará sutil mi rostro fundido entre tu pecho:
no sé si aún tu miel, me fundirá, deshecho…
Orquídea helada: no sé si tu blancura, poblará tu hielo,
no sé si la pintura, que tu cuerpo estiliza
es la bandera acérrima del oro, cuánta violeta anhelo;
no sé cuán vulnerada, retienes mi sonrisa,
no sé si de tu bronce, la nieve de tu pecho,
holgura de tu esmalte, fabricará despecho,
ó si ya de tu boca, el lirio contrapuesto,
contestará a mis labios, de oros ya dispuesto…
No sé cuánta hermosura, blanqueará tus arrebatos…
Si del maizal terreno, ubicuo me delata,
la bruma de tu cuerpo, y el Sol que te retrata,
en otra sombra inerme, sumida a tus acatos…
No sé cuánta esmeralda, me tiene prisionero,
no sé, de cuánto oro, laceras oro austero
no sé si la mirada que tú quieres primero
es toda la mirada, del viento que es artero…
Cuánto sol declara, saliendo de tu Vida?
Mi amor, mi amor primero, unánime vanguardia
en otro sol de incendio, vistiendo la precaria
solícita quimera, vanagloriando herida?
Cuánto ardor no aclara, vistiendo del oleaje
desorbitado clama, oriundo de su paje,
ó hasta aquél canalla, vituperando el agua,
de la cual prisionero, soy hasta el Aconcagua…
Mi verso es la muralla que se derriba sola
alerce que desnudo, Sol hiere de su estrella,
si sol medido enciende, tu boca que desola,
es fruto de tu aliento, humanamente bella…
Mi Sol perdido cobra, ardores si batalla
quimeras en tu Arte, y noches que avasalla,
prendido de tus sombras, es conmigo errante,
el arte más divino, divino y fulgurante…
Enciendes con tu brasa, la Tea que perfuma,
el sostenido encanto, la letra que se amolda
asida en tu figura, la noche desentolda
todas estrellas vanas, que el hombre no rezuma…
Encendidos claustros, son fuegos de miradas,
en otros cautiverios, de rotas esmeraldas,
ya desde cognoscibles, heraldos que persuadas,
ó desde cautiverios, de sombras entre heraldas…
Novicias de tus manos, son flores que atenúan,
el vuelo a golondrinas, que por placer resiste
otro truhán más bello, sobre el ardor que viste
la lumbre de tus ojos, que Soles no acentúan…
Ni por gloriosa mote, plegarias de tu encuentro
son hadas que pernoctan, asïduas, con esmero,
en otro imán perverso, del ala que yo quiero,
junto a tus otras alas, de gozos mi reencuentro.
Novicia de tu flama, es toda tu deidad,
solemne trago dulce, justicia: la bondad.
Por qué mis alas justas, buscan en tu locura?
Todo tu arte cela, con ocio tu ternura…
…quien te escribe con los benteveos de la Madrugada…
Estoy enamorado, Princesa buhonera
(Poesía para Angie)
Orquídea Mía, no sé de a cuánta aurora,
se teñirá tu cuerpo de blancura,
no sé, cuántos heraldos rojos de fina plata
fabricados, harán contigo un oro amable;
cuántas rosas en mi cuerpo, mi corazón desata:
no sé cuánta premura de tu ego formidable,
hará sutil mi rostro fundido entre tu pecho:
no sé si aún tu miel, me fundirá, deshecho…
Orquídea helada: no sé si tu blancura, poblará tu hielo,
no sé si la pintura, que tu cuerpo estiliza
es la bandera acérrima del oro, cuánta violeta anhelo;
no sé cuán vulnerada, retienes mi sonrisa,
no sé si de tu bronce, la nieve de tu pecho,
holgura de tu esmalte, fabricará despecho,
ó si ya de tu boca, el lirio contrapuesto,
contestará a mis labios, de oros ya dispuesto…
No sé cuánta hermosura, blanqueará tus arrebatos…
Si del maizal terreno, ubicuo me delata,
la bruma de tu cuerpo, y el Sol que te retrata,
en otra sombra inerme, sumida a tus acatos…
No sé cuánta esmeralda, me tiene prisionero,
no sé, de cuánto oro, laceras oro austero
no sé si la mirada que tú quieres primero
es toda la mirada, del viento que es artero…
Cuánto sol declara, saliendo de tu Vida?
Mi amor, mi amor primero, unánime vanguardia
en otro sol de incendio, vistiendo la precaria
solícita quimera, vanagloriando herida?
Cuánto ardor no aclara, vistiendo del oleaje
desorbitado clama, oriundo de su paje,
ó hasta aquél canalla, vituperando el agua,
de la cual prisionero, soy hasta el Aconcagua…
Mi verso es la muralla que se derriba sola
alerce que desnudo, Sol hiere de su estrella,
si sol medido enciende, tu boca que desola,
es fruto de tu aliento, humanamente bella…
Mi Sol perdido cobra, ardores si batalla
quimeras en tu Arte, y noches que avasalla,
prendido de tus sombras, es conmigo errante,
el arte más divino, divino y fulgurante…
Enciendes con tu brasa, la Tea que perfuma,
el sostenido encanto, la letra que se amolda
asida en tu figura, la noche desentolda
todas estrellas vanas, que el hombre no rezuma…
Encendidos claustros, son fuegos de miradas,
en otros cautiverios, de rotas esmeraldas,
ya desde cognoscibles, heraldos que persuadas,
ó desde cautiverios, de sombras entre heraldas…
Novicias de tus manos, son flores que atenúan,
el vuelo a golondrinas, que por placer resiste
otro truhán más bello, sobre el ardor que viste
la lumbre de tus ojos, que Soles no acentúan…
Ni por gloriosa mote, plegarias de tu encuentro
son hadas que pernoctan, asïduas, con esmero,
en otro imán perverso, del ala que yo quiero,
junto a tus otras alas, de gozos mi reencuentro.
Novicia de tu flama, es toda tu deidad,
solemne trago dulce, justicia: la bondad.
Por qué mis alas justas, buscan en tu locura?
Todo tu arte cela, con ocio tu ternura…
…quien te escribe con los benteveos de la Madrugada…
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