Mi amor, deja

Mi amor, deja


Mi amor, deja ya las formas tempestuosas
que las sombras de la amante no penetran,
deja ya tu sabor, morir en glosas
que tu suspiro no gallardo, adentran…
Ojos: vean más allá de los instantes,
y de la rüina que promete cantos diestros
tan coloquial, embebe los siniestros
tus ojos lloran al morir, concomitantes…

Deja ya, de presentir alejamientos
cuando todo a lo humano lo intercede
la búsqueda de un mal que no me agrede,
ó ya las fobias y del mar, los pensamientos…!
No busques ya tu sueño entronizado
busca el sendero al horizonte amado,
que no más lejos de tu cauce no prohíbe
la discusión del perfume que recibe…

Deja ya de morir, atesorado
por las blancas horas endiabladas
de tu dialecto, cual fauces nacaradas,
ó tu suspiro, vuelto formas, endiosado!
Busca el carmín labrado de la rosa,
busca la hiel de los conocimientos
entrometer tus narices en alientos,
qué albura necia depara en esa fosa?

Urde y ensombra cavidades. Mata y anega la fragancia.
Deshollina el canto de tu ansia,
y resuelve la clave de tu aroma…
No busques más amor que tu vil pompa,
no encierres tu clamor, ó tu redoma,
Oh marinero de la flor, cuál sutil hampa!
Tu flor exige ver el trance,
que no ocupa más el ruido del romance…

No exijas a tu cuerpo ver las ruinas
que despojan de tus sílabas los antros,
no busques más azar que ver las finas
aleccionadoras rosas y los astros…
Piérdete en la muerte de tu pluma!
Besa el estandarte del desëo!
Arroja a los confines tu sorteo
y puebla querubines en un puma…

Mi amor, deja ya los imposibles,
las alturas, y tu risa inadmisibles.

No es amor, lo que el ser humano quiere
ó busca destruir, ó el alma hiere.