Sin el oro
De mi templanza, unido, va el asomo cavilante,
muérdago si el barroco, no sonroja mascullante,
sin el oro que en la lluvia, adormece su latido
decidiendo de magnolias, ó del sueño su gemido…
No adoncella púrpura ahogo, no semántica desnuda
anochece sin su fuga, de prisión, cual es la huella
de muralla en otra estrella, cavilándole a la muda
desahuciada y ya no aleve, multitud donde se estrella…
Sin el rastro que se exuda, la mañana lo prohíbe,
cual se mella urbana moda, y aliciente desmesura
por el ángel de sus sienes, y temida galanura
deslumbradas las botellas, donde el barro las exhibe…
Ya prisión en mis laureles, ya mórbida la fruta
resquebraja en otra testa, el aliento fementido,
de su ósculo y gemido, cual la bella oro disfruta
su causal en otra gota, ya de ámbar ó vertido…
Sin el oro de los claustros, no divina forma luce,
y tantëando no las mella, con asidua nimiedad
estrellando sus vajeles, con temprana humanidad
dirigiendo sus estrofas, a la bella que se enluce…
Privada de mi amor mece, cual el aliento sonröja
privada de mi oro emerge, tan asíntota cual mella,
la finitud de una estrella, ó el cauce que adoncella
la figura nacarada, del océano, despoja…
Se desdibuja el anzuelo que descubre la maleza
de la tibia nuez morada, cual ubicua muda llave,
en tránsito vuelve júbilo, su torcaz a herida süave
su contorno en otra ave, legitimando dureza…
Privada de mi júbilo, alada, cual insipiente muralla
estoica ya de la pluma, ó donde pluma me halla,
tan sofrenando el vüelo, que la calma no lo azota
la turpitud de su cuerpo, cual venerando, me embota…
Sin el cauce en mi amorío, no vasta luna responde
el jirón de mis espuelas, ó la Ninfa de mi süeño,
desnude un tanto la arena, que hace alarde el empeño
cual la fraguada doncella, que espuma no le es adónde…
Vierte la espuma letrada, cual la caléndula vibra,
discursiva de su oprobio y macerada en la rüina,
cual es perplejo el diamante, que el oro no lo domina
a penetrar de las hïedras, compases, óleos y libra…
Mas la madeja compära, ya de su ósculo aflote
cual la bermeja sapïencia, que su oro plata no emerge,
a destilar su muralla, buena para el palenque
ó cardo aflora vestigios, donde corona y sumerge…
Cadencia, pues la odisea, cual la flamante restinga,
desnuda de la flamante, desnuda llama que funde
el oro cuanto lo hunde, privado pues no se extinga
a perpetrar el dïalecto, conjuro de los amantes…
Besa mi harto-cardumen, mi flora en tanto la erige,
pasión enarbolada, prisión que el vuelo no aflige…
De mi templanza, unido, va el asomo cavilante,
muérdago si el barroco, no sonroja mascullante,
sin el oro que en la lluvia, adormece su latido
decidiendo de magnolias, ó del sueño su gemido…
No adoncella púrpura ahogo, no semántica desnuda
anochece sin su fuga, de prisión, cual es la huella
de muralla en otra estrella, cavilándole a la muda
desahuciada y ya no aleve, multitud donde se estrella…
Sin el rastro que se exuda, la mañana lo prohíbe,
cual se mella urbana moda, y aliciente desmesura
por el ángel de sus sienes, y temida galanura
deslumbradas las botellas, donde el barro las exhibe…
Ya prisión en mis laureles, ya mórbida la fruta
resquebraja en otra testa, el aliento fementido,
de su ósculo y gemido, cual la bella oro disfruta
su causal en otra gota, ya de ámbar ó vertido…
Sin el oro de los claustros, no divina forma luce,
y tantëando no las mella, con asidua nimiedad
estrellando sus vajeles, con temprana humanidad
dirigiendo sus estrofas, a la bella que se enluce…
Privada de mi amor mece, cual el aliento sonröja
privada de mi oro emerge, tan asíntota cual mella,
la finitud de una estrella, ó el cauce que adoncella
la figura nacarada, del océano, despoja…
Se desdibuja el anzuelo que descubre la maleza
de la tibia nuez morada, cual ubicua muda llave,
en tránsito vuelve júbilo, su torcaz a herida süave
su contorno en otra ave, legitimando dureza…
Privada de mi júbilo, alada, cual insipiente muralla
estoica ya de la pluma, ó donde pluma me halla,
tan sofrenando el vüelo, que la calma no lo azota
la turpitud de su cuerpo, cual venerando, me embota…
Sin el cauce en mi amorío, no vasta luna responde
el jirón de mis espuelas, ó la Ninfa de mi süeño,
desnude un tanto la arena, que hace alarde el empeño
cual la fraguada doncella, que espuma no le es adónde…
Vierte la espuma letrada, cual la caléndula vibra,
discursiva de su oprobio y macerada en la rüina,
cual es perplejo el diamante, que el oro no lo domina
a penetrar de las hïedras, compases, óleos y libra…
Mas la madeja compära, ya de su ósculo aflote
cual la bermeja sapïencia, que su oro plata no emerge,
a destilar su muralla, buena para el palenque
ó cardo aflora vestigios, donde corona y sumerge…
Cadencia, pues la odisea, cual la flamante restinga,
desnuda de la flamante, desnuda llama que funde
el oro cuanto lo hunde, privado pues no se extinga
a perpetrar el dïalecto, conjuro de los amantes…
Besa mi harto-cardumen, mi flora en tanto la erige,
pasión enarbolada, prisión que el vuelo no aflige…
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