Tea nacarada de hermosura
De lo gualdo trasciende mi esperanza,
y en lo celeste su joven voz procura
enmendarme el sitio en su mudanza,
estoicamente, sin rubor, en mi locura…
Su sola nieve realza magisterios
que en su luna se pondera y no persüade,
advirtiéndole a la noche sus misterios
y soñando con la sombra luz que añade…
Mi voz no priva ya la noche a su doncella
tan figurada en su mesura, en otra estrella,
cual sumisa voz que apañe ó la clausura
nevado en mí el arrojo, ó su hermosura…
Ensombrecida de loor, ó casi pura
luna no advierte de su mella toda glosa,
ó purpurando su doncella majestuosa,
tan de su arte la voz queda, su dulzura…
Ó casi abreva en soliloquio, la madeja
en luna amante, en buril que lo proteja,
el solo aliento de su voz, cual me persuade
su voz invade en lento azor, muda y evade…
No la pueril ensoñación, mi mente acuda
ó sólo cierta en mi doncel, envuelve duna,
por la tan célibe caución que sombra muda,
y el oro amante en mi blasón, al sol desuna…
De mi privanza no la importune mi ojo amante,
cual destituye mi amor lego, canta incïerto
no la veraz, altiva gota, desconcïerto
no la blasfema en mí la sombra, rosa hablante…
Ó de mi verso, cual la mella, mi oro oprime,
no tu verano causa cierta, luz proteja
cual destemplanza mi oro exige luz de ceja,
ó mi semblante, ya la voz, mi luna exime…
De mi contorno, no la huella, destemplando,
no la muralla bienvenida a la panoja
de su ribete canta el eco, luna escoja,
no la mirada en mí la uva nace helando…
Cual símil ruego, en mi dosel, figura une
no la nevada a mi cordel, cual suma moje,
no la rendida luz que ciñe mi oro empuje
a destemplar de la marea, cuerda entone…
Mi voz prolija, canta acérrima su huida,
luna menguante sin tu voz, desnuda vida.
De lo gualdo trasciende mi esperanza,
y en lo celeste su joven voz procura
enmendarme el sitio en su mudanza,
estoicamente, sin rubor, en mi locura…
Su sola nieve realza magisterios
que en su luna se pondera y no persüade,
advirtiéndole a la noche sus misterios
y soñando con la sombra luz que añade…
Mi voz no priva ya la noche a su doncella
tan figurada en su mesura, en otra estrella,
cual sumisa voz que apañe ó la clausura
nevado en mí el arrojo, ó su hermosura…
Ensombrecida de loor, ó casi pura
luna no advierte de su mella toda glosa,
ó purpurando su doncella majestuosa,
tan de su arte la voz queda, su dulzura…
Ó casi abreva en soliloquio, la madeja
en luna amante, en buril que lo proteja,
el solo aliento de su voz, cual me persuade
su voz invade en lento azor, muda y evade…
No la pueril ensoñación, mi mente acuda
ó sólo cierta en mi doncel, envuelve duna,
por la tan célibe caución que sombra muda,
y el oro amante en mi blasón, al sol desuna…
De mi privanza no la importune mi ojo amante,
cual destituye mi amor lego, canta incïerto
no la veraz, altiva gota, desconcïerto
no la blasfema en mí la sombra, rosa hablante…
Ó de mi verso, cual la mella, mi oro oprime,
no tu verano causa cierta, luz proteja
cual destemplanza mi oro exige luz de ceja,
ó mi semblante, ya la voz, mi luna exime…
De mi contorno, no la huella, destemplando,
no la muralla bienvenida a la panoja
de su ribete canta el eco, luna escoja,
no la mirada en mí la uva nace helando…
Cual símil ruego, en mi dosel, figura une
no la nevada a mi cordel, cual suma moje,
no la rendida luz que ciñe mi oro empuje
a destemplar de la marea, cuerda entone…
Mi voz prolija, canta acérrima su huida,
luna menguante sin tu voz, desnuda vida.
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