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por La rosa de mi pecho
Descansa ya en mi lecho, la rosa que fulgura
instantes en mi pecho, por el matiz que sueña,
delgado contra rosa, alaba y no desdeña
el oro no fragante, el púrpura que augura…
Descansa ya mi rosa, y besa ya mi pecho
por el declive errante, su voz es hora pura,
para latir entrante, su sombra en otra usura
besando con sus labios, aquél caudal endecho…
Y besa en otra sombra, aquel desnudo lecho
fragante en el despecho, de ser sombra y aurora
legitimando beso, y beso la deshora
de ser contra mi beso, latido de mi pecho…
Altivo sueño errante, la más gentil de coplas,
privada en oro amante, latido de la aurora,
gemido contra sueño, donde tu voz resoplas
a ser oro fragante, y mella ruiseñora…
Endecha si no augusto, matiz vuelve tu cara
desnuda en otra testa, grabando de la aurora,
latido en tu cintura, lavando sombra rara,
por sobre la mirada levada y voz oscura…
Tan beso como beso tus pechos ruiseñores
besando tu derecho, erguido de tu miel,
con labios aguerridos, en tu sabor de hiel
perfume en mi sentido, helado en tus albores…
Besando de tu huerto, todo mi gentil hambre,
desnudo en tu silencio de aroma de licor,
con risa de perfume, y contra el sueño, alcor
desnudo de mis besos, con mieles a mi enjambre…
Y beso de tus pies, aquella gentil planta
desnuda en otra mella, helada y amaranta,
por sobre la mirada de tu labor endrina,
sofisticada cima, y de tu hervor, divina…
Oh rosa, puedes todo! Nevando de tu cisne,
en sombras tu poesía, de verbos hechos carne
por sobre tu cintura, helada estrella exorne,
de tu virtud la rima, del vello de mi tizne…
Oh rosa, de tu espina, heridas no confronte,
de tu desnudo monte, aleve finitud
clavándote la aurora, amaneciendo el monte,
tu sombra me recuesta, herido en tu virtud…
Oh rosa, de mi pecho, fue tálamo y sudor,
la cuna en tu fragancia, desnudo de pudor.
Descansa ya en mi lecho, la rosa que fulgura
instantes en mi pecho, por el matiz que sueña,
delgado contra rosa, alaba y no desdeña
el oro no fragante, el púrpura que augura…
Descansa ya mi rosa, y besa ya mi pecho
por el declive errante, su voz es hora pura,
para latir entrante, su sombra en otra usura
besando con sus labios, aquél caudal endecho…
Y besa en otra sombra, aquel desnudo lecho
fragante en el despecho, de ser sombra y aurora
legitimando beso, y beso la deshora
de ser contra mi beso, latido de mi pecho…
Altivo sueño errante, la más gentil de coplas,
privada en oro amante, latido de la aurora,
gemido contra sueño, donde tu voz resoplas
a ser oro fragante, y mella ruiseñora…
Endecha si no augusto, matiz vuelve tu cara
desnuda en otra testa, grabando de la aurora,
latido en tu cintura, lavando sombra rara,
por sobre la mirada levada y voz oscura…
Tan beso como beso tus pechos ruiseñores
besando tu derecho, erguido de tu miel,
con labios aguerridos, en tu sabor de hiel
perfume en mi sentido, helado en tus albores…
Besando de tu huerto, todo mi gentil hambre,
desnudo en tu silencio de aroma de licor,
con risa de perfume, y contra el sueño, alcor
desnudo de mis besos, con mieles a mi enjambre…
Y beso de tus pies, aquella gentil planta
desnuda en otra mella, helada y amaranta,
por sobre la mirada de tu labor endrina,
sofisticada cima, y de tu hervor, divina…
Oh rosa, puedes todo! Nevando de tu cisne,
en sombras tu poesía, de verbos hechos carne
por sobre tu cintura, helada estrella exorne,
de tu virtud la rima, del vello de mi tizne…
Oh rosa, de tu espina, heridas no confronte,
de tu desnudo monte, aleve finitud
clavándote la aurora, amaneciendo el monte,
tu sombra me recuesta, herido en tu virtud…
Oh rosa, de mi pecho, fue tálamo y sudor,
la cuna en tu fragancia, desnudo de pudor.
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