Compañía Internacional de Artesanías
¿Te acuerdas Negra cuando en nuestros años mozos compartíamos todo? El gusto por las artesanías y las bellezas de las tardes. Cuando empezamos a compartir el pequeño mundo de viajes e ilusiones, pero también de dificultades y fatigas, con el sólo fin de acompañarnos y de estar juntos, porque sabíamos que lo único que necesitábamos era estar juntos, porque estando juntos, en el sabernos juntos, “no necesitábamos siquiera hablar”. Éramos simple y magníficamente felices de habernos encontrado.
Vos sabes Negra que nunca nos preguntamos por el ayer, porque sin haberlo comentado, sabíamos que para los dos eran dolorosos pasados. Nuestro mundo y nuestra vida empezaban desde el día en que nos habíamos encontrado.
Yo no sé Negrita si todo comenzó por vos o por mí, pero lo único que sé, es que el gran proyecto empresarial quedó trunco. Cada uno seguirá vendiendo por su lado, ya no compartiremos los viajes a las fiestas patronales, ni las pérdidas y ganancias en la Feria del Paseo.
Desde aquel triste día en que te vi carita rara, y le expresaste a una colega tu rotunda decepción hacia mí, se me desmoronó todo, nada me volvió a ser igual. Y dejé que el tiempo transcurriera solito. Total, vos pensabas que yo andaba vendiendo productos "en otras ferias y a espaldas tuyas", y encima de todo lo comentabas a los cuatro vientos.
Tendría que haber hablado con vos, para aclarar las cosas, haber abierto los cuadernos en donde anotamos las compras y las ventas, hecho un inventario y se terminaba todo.
Pero pensé, que si ya existía desconfianza, la soñada sociedad de artesanos, de esa forma no podría crecer. De ninguna manera. Mucho menos, si no existía confidencialidad empresarial.
Yo sólo sé, que desde hace tiempo que no nos vemos. Se me simplificó todo y se me aclaró el panorama. Antes de que me dijeras nada, separé la mercadería, armé las cajas, embalé todo y me llevé lo mío para el taller y me llamé al silencio. Ya sabía que la sociedad, de antemano ya no iría a buen puerto.
Me he enterado Negra que ya no quieres verme, que me desprecias profundamente, que ya no viajaremos, hasta te han dicho que soy un vil estafador, una mala persona, que desconoce de códigos para este humilde quehacer de vender artesanías.
Y yo no me defiendo. Sólo se deben defender los que los que están en falta o hicieron algo malo. Yo me callé porque me dí cuenta que no necesito mostrarte cuadernos de inventario ni rendirte cuentas. Tengo mis bolsillos vacíos y mi conciencia tranquila. Si no aparecí por tu negocio, era porque quería saber hasta donde llegaba tu desconfianza y tu mal pensar.
Hoy, a tu local ya no entro. Parado en la vereda, yo te miro desde la ventana del próspero negocio. Allí, tú estás como todas las tardes trabajando y haciendo lo que más te gusta. Hasta pude observar nuevas artesanías en tus estantes. Hay tardes, cuando ando de pasada, te veo acompañada de muchas amigas y amigos en ronda de mates y biscochos. Y yo me siento bien, porque vos negrita naciste para estar acompañada.
Y yo, las tardes me las paso como siempre en el taller. Tomando mate y escuchando música bajita. Me ayudan los brazos fuertes y las manos firmes de Francisco (22) y Agustín (17).
En él trabaja sólo gente honesta y generosa, que no usa máscaras venecianas, sino sólo barbijos para el aserrín, y que comprende de “largos y grandes silencios, que hablan por sí solos”, y pelean por darle un nuevo sentido a una vida de desconsuelo, y miran de reojo una foto en la pared, que por ser "tan reciente" no ha perdido todavía sus bellos colores por el sol de la tarde.
Negrita, si existe un Dios en este Universo, que sea Él el que te bendiga abundantemente, y no existe, que sea la vida misma la que te colme de felicidad,abundancia de afectos y exitos empresariales hasta el fín de tus días.
Vos sabes Negra que nunca nos preguntamos por el ayer, porque sin haberlo comentado, sabíamos que para los dos eran dolorosos pasados. Nuestro mundo y nuestra vida empezaban desde el día en que nos habíamos encontrado.
Yo no sé Negrita si todo comenzó por vos o por mí, pero lo único que sé, es que el gran proyecto empresarial quedó trunco. Cada uno seguirá vendiendo por su lado, ya no compartiremos los viajes a las fiestas patronales, ni las pérdidas y ganancias en la Feria del Paseo.
Desde aquel triste día en que te vi carita rara, y le expresaste a una colega tu rotunda decepción hacia mí, se me desmoronó todo, nada me volvió a ser igual. Y dejé que el tiempo transcurriera solito. Total, vos pensabas que yo andaba vendiendo productos "en otras ferias y a espaldas tuyas", y encima de todo lo comentabas a los cuatro vientos.
Tendría que haber hablado con vos, para aclarar las cosas, haber abierto los cuadernos en donde anotamos las compras y las ventas, hecho un inventario y se terminaba todo.
Pero pensé, que si ya existía desconfianza, la soñada sociedad de artesanos, de esa forma no podría crecer. De ninguna manera. Mucho menos, si no existía confidencialidad empresarial.
Yo sólo sé, que desde hace tiempo que no nos vemos. Se me simplificó todo y se me aclaró el panorama. Antes de que me dijeras nada, separé la mercadería, armé las cajas, embalé todo y me llevé lo mío para el taller y me llamé al silencio. Ya sabía que la sociedad, de antemano ya no iría a buen puerto.
Me he enterado Negra que ya no quieres verme, que me desprecias profundamente, que ya no viajaremos, hasta te han dicho que soy un vil estafador, una mala persona, que desconoce de códigos para este humilde quehacer de vender artesanías.
Y yo no me defiendo. Sólo se deben defender los que los que están en falta o hicieron algo malo. Yo me callé porque me dí cuenta que no necesito mostrarte cuadernos de inventario ni rendirte cuentas. Tengo mis bolsillos vacíos y mi conciencia tranquila. Si no aparecí por tu negocio, era porque quería saber hasta donde llegaba tu desconfianza y tu mal pensar.
Hoy, a tu local ya no entro. Parado en la vereda, yo te miro desde la ventana del próspero negocio. Allí, tú estás como todas las tardes trabajando y haciendo lo que más te gusta. Hasta pude observar nuevas artesanías en tus estantes. Hay tardes, cuando ando de pasada, te veo acompañada de muchas amigas y amigos en ronda de mates y biscochos. Y yo me siento bien, porque vos negrita naciste para estar acompañada.
Y yo, las tardes me las paso como siempre en el taller. Tomando mate y escuchando música bajita. Me ayudan los brazos fuertes y las manos firmes de Francisco (22) y Agustín (17).
En él trabaja sólo gente honesta y generosa, que no usa máscaras venecianas, sino sólo barbijos para el aserrín, y que comprende de “largos y grandes silencios, que hablan por sí solos”, y pelean por darle un nuevo sentido a una vida de desconsuelo, y miran de reojo una foto en la pared, que por ser "tan reciente" no ha perdido todavía sus bellos colores por el sol de la tarde.
Negrita, si existe un Dios en este Universo, que sea Él el que te bendiga abundantemente, y no existe, que sea la vida misma la que te colme de felicidad,abundancia de afectos y exitos empresariales hasta el fín de tus días.
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