Definiciones

La paz, fruto dulce
del amor impersonal,
de corazón a corazón,
buceando en nuestro interior,
vibrando con los otros,
derribando muros;
ya sin ideología,
raza, ni religión.

La paz, milagro de
extender los brazos
mientras las pupilas de
de estrellas se llenan,
tejer la urdimbre de la vida,
codo a codo con nuestro hermano,
gozando de la belleza del
silencio y de construir sueños...

Hola Amoremo!

Muchas gracias por tu comentario/aporte!!!

Cuando en la tierra se encuentre un rayo de justicia y libertad,habrá paz.

Sí, Kin; pero ésto surgirá con el empeño y voluntad de todos los que consideramos que la paz es valiosa y de alta prioridad para lograr un mundo digno de ser vivido.

Gracias por pasar por mis letras.

Hola Ingrid!!

Muchas gracias por pasar por mis letras y tu cálido comentario.

Un saludo afectuoso

[b]Poéticamente tu poema es magnífico, Delia. Pero amiga mía, la paz que hoy necesita el mundo no es la del fraile en su convento. ¡Hay que mojarse! porque está lloviendo a mares...

Gracias, Recaredo, por elogiar mi poema. En cuanto al contenido de éste, pienso que la paz es lo mismo en toda época y lugar, lo que varía es el camino para lograrla; el poema define qué es la paz y no es la del fraile del convento pues ésta está siempre teñida del sectarismo de las creencias y eso va contra la paz. Mientras no derribemos todos los muros (todos los sectarismos) que nos impiden compartir el amor impersonal con otros seres mal podemos hablar de paz. Debemos construir ésta, ladrillo sobre ladrillo, y una tarea fundamental es recomponer las relaciones humanas.

Gracias por pasar por mis letras y tu aporte.

Un abrazo

DELIAPAC, es tan bonito leer versos como los tuyos que al referirse a la paz, nos deja un sabor dulce, pero; al llegar a la realidad todo se torna diferente, por lo menos que tuviésemos la dignidad de extender los brazos para construir algunos sueños, pero, lamentable mente no falta quien los destruya. No se que iremos hacer.
Te abrazo.

[b]Amiga Delia: supongo y perdona si estoy equivocado... que tanto a ti como a mí y a muchos otros que escribimos en estos foros de internet no nos golpea físicamente la guerra, el hambre, ni las otras calamidades que derivan de ellas. Por eso te decía lo del convento... porque para mí esto es estar como los frailes, enclaustrados entre sus muros, cantando salmos y aleluyas, pero ajenos al mundo exterior que es el que padece de verdad.
Quiero decir con esto, amiga mía; ¡que basta ya de buenos sentimientos! porque con los sentimientos no se da de comer al hambriento ni de beber al sediento... Y qué podemos hacer?
-preguntarás- Pues mira, ya que no sabemos, servimos o queremos manejar la espada... ¡Afilemos al menos nuestra pluma!

Gracias José y Recaredo por pasar por mis letras y comentar.

Saludos amistosos.