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por Marcelo Raúl Mar Feb 22, 2011 6:01 amPuedo
Puedo reírme en un velorio delante del muerto.
Puedo asombrarme frente a un paisaje cotidiano,
cambiar de parecer,
mirarme al espejo sin decir soy un desastre,
mantener una larga conversación
sin saber de qué estamos hablando,
dejarme la cara puesta y salir así a la calle,
volar por el planeta,
subir los decibeles, bajar un cambio.
Puedo ocultar mostrando llorar riendo.
Puedo ser tan transparente
que nadie sea capaz de verme.
Puedo morir con tal de salvar a alguno,
recordar a mi abuela oliendo los narcisos
y no olvidarme la cabeza
porque la llevo pegada.
Puedo hacer ordinario lo inverosímil.
Puedo ser desagradable, pacato, mal vestido
desubicado, correveidile.
Puedo viajar por el mundo sin mirar por la ventanilla
e imaginármelo desde el fondo de mi casa.
Puedo prepararme para hacer reír
y hacer llorar sin darme cuenta.
En fin, puedo hacer lo que todo el mundo hace.
Pero no puedo comer un tomate sin tener la sensación
de que es una babosa.
No puedo creer en Dios si no estoy desesperado.
No puedo ser tan egoísta ni tan generoso.
No soy deportista,
ni mago, ni habilidoso.
No puedo decir que no habitualmente,
saltar sin tomar carrera,
amar sin seducir,
salir sin haber entrado,
llegar a horario.
No puedo desnudarme en público
aunque soy voluntarioso
para sacarme la ropa.
No puedo mostrar nada
que no quieran ver.
Y no puedo
(de ninguna manera)
propasar mis límites.
Lo único que podría hacer
es un intento
por superar alguna de mis limitaciones.
Pero no puedo garantizarlo.
Puedo reírme en un velorio delante del muerto.
Puedo asombrarme frente a un paisaje cotidiano,
cambiar de parecer,
mirarme al espejo sin decir soy un desastre,
mantener una larga conversación
sin saber de qué estamos hablando,
dejarme la cara puesta y salir así a la calle,
volar por el planeta,
subir los decibeles, bajar un cambio.
Puedo ocultar mostrando llorar riendo.
Puedo ser tan transparente
que nadie sea capaz de verme.
Puedo morir con tal de salvar a alguno,
recordar a mi abuela oliendo los narcisos
y no olvidarme la cabeza
porque la llevo pegada.
Puedo hacer ordinario lo inverosímil.
Puedo ser desagradable, pacato, mal vestido
desubicado, correveidile.
Puedo viajar por el mundo sin mirar por la ventanilla
e imaginármelo desde el fondo de mi casa.
Puedo prepararme para hacer reír
y hacer llorar sin darme cuenta.
En fin, puedo hacer lo que todo el mundo hace.
Pero no puedo comer un tomate sin tener la sensación
de que es una babosa.
No puedo creer en Dios si no estoy desesperado.
No puedo ser tan egoísta ni tan generoso.
No soy deportista,
ni mago, ni habilidoso.
No puedo decir que no habitualmente,
saltar sin tomar carrera,
amar sin seducir,
salir sin haber entrado,
llegar a horario.
No puedo desnudarme en público
aunque soy voluntarioso
para sacarme la ropa.
No puedo mostrar nada
que no quieran ver.
Y no puedo
(de ninguna manera)
propasar mis límites.
Lo único que podría hacer
es un intento
por superar alguna de mis limitaciones.
Pero no puedo garantizarlo.
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