Tele oración
El televisor es una cripta anticipada.
Oremos por los niños ya sin padres,
por las hembras que suspiran en el nicho
del galán afrodisíaco que persiguen
como al ángel aquel de la trompeta.
Oremos por las torpes decisiones,
los discursos, las razones que se fundan
en pulgadas de pantalla aerodinámica.
Qué es la vida sin saber de lentejuelas,
de escándalos, de muertes, de exhortos a la nada.
Jamás el rostro de un niño que medita,
jamás el joven que amó a sus padres y por eso no ha bebido,
jamás la triste estrella que allá en Belén perdimos
y que vaga sin igual por sobre nuestros cráneos,
indiferentes ellos, el tuyo, el mío y el de todos,
a la bondad que emerge del gesto milenario.
Hemos visto la guerra como nunca,
pero los ojos del hermano siguen igual de ausentes,
hemos visto cada célula del cuerpo de los hombres
pero el pobre corazón nos sigue pareciendo un cruel misterio.
Tanto desnudo y no poder mirar el alma,
tantas imágenes y no encontrar la de tu risa,
tanta palabra y a la hora del amor sólo silencio,
tanto mensaje ya sin destinatario que lo entienda.
Se apaga el sol y nadie dice nada,
se quema el aire y tú tan abstraído,
matan afuera y tú sólo te das por informado,
nace la hierba pero tú sólo ves pixeles.
Oremos pues, hermanos, por nuestra propia teleserie
y no cambies de canal, este programa puede ser el decisivo.
29 07 10
El televisor es una cripta anticipada.
Oremos por los niños ya sin padres,
por las hembras que suspiran en el nicho
del galán afrodisíaco que persiguen
como al ángel aquel de la trompeta.
Oremos por las torpes decisiones,
los discursos, las razones que se fundan
en pulgadas de pantalla aerodinámica.
Qué es la vida sin saber de lentejuelas,
de escándalos, de muertes, de exhortos a la nada.
Jamás el rostro de un niño que medita,
jamás el joven que amó a sus padres y por eso no ha bebido,
jamás la triste estrella que allá en Belén perdimos
y que vaga sin igual por sobre nuestros cráneos,
indiferentes ellos, el tuyo, el mío y el de todos,
a la bondad que emerge del gesto milenario.
Hemos visto la guerra como nunca,
pero los ojos del hermano siguen igual de ausentes,
hemos visto cada célula del cuerpo de los hombres
pero el pobre corazón nos sigue pareciendo un cruel misterio.
Tanto desnudo y no poder mirar el alma,
tantas imágenes y no encontrar la de tu risa,
tanta palabra y a la hora del amor sólo silencio,
tanto mensaje ya sin destinatario que lo entienda.
Se apaga el sol y nadie dice nada,
se quema el aire y tú tan abstraído,
matan afuera y tú sólo te das por informado,
nace la hierba pero tú sólo ves pixeles.
Oremos pues, hermanos, por nuestra propia teleserie
y no cambies de canal, este programa puede ser el decisivo.
29 07 10
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