Luces miran tu cabello desdoblado
en el mar insomne de tu pelo,
y se abalanzan sobre mí tu fuego amado
y las lunas que alcanzaron tu cabello.
Bien despierto, y cauto añoro la belleza
de esa gema que nos trae el sol cada mañana
cuando abres tu ventana
el oriundo pez de la maleza.
Una huella en el océano del cielo
que canta por tu pelo
cual inmensa anatomía
dragón de terciopelo
que brilla al alba con la distancia mía
la efímera torcaza albada de pañuelos.
Realce de tu forma cual rústicas centellas
de hojas que púrpuras engañan los anzuelos
u oír palabras dulces cual cantos de sirenas
ó lúdicas piernas que juegan en la sombra
tu distancia de ave.
Penumbras yacen quietas como sílabas desnudas
de las yertas parsimonias que acongojan mi mirada
cual hube de tangir la sola espuma, ya tu falda
la mirada del océano que busca la plegaria.
Una nieve alcanza el moreno cauce que despiertas
cual sombra que anochece tras el crepúsculo dormido
y esa alhaja que se funde al horizonte tupido
de tus desnudas manos,
aleja el horizonte de mis ojos
y enciende las cavernas que hay detrás de mi pasado
como un declive de alas que en el vuelo
se acercan más al cielo
y no buscan más que en el iris de tus ojos
la bandurria alada de separadas brumas ó nubes
mis antojos.
Conmigo subes?
en el mar insomne de tu pelo,
y se abalanzan sobre mí tu fuego amado
y las lunas que alcanzaron tu cabello.
Bien despierto, y cauto añoro la belleza
de esa gema que nos trae el sol cada mañana
cuando abres tu ventana
el oriundo pez de la maleza.
Una huella en el océano del cielo
que canta por tu pelo
cual inmensa anatomía
dragón de terciopelo
que brilla al alba con la distancia mía
la efímera torcaza albada de pañuelos.
Realce de tu forma cual rústicas centellas
de hojas que púrpuras engañan los anzuelos
u oír palabras dulces cual cantos de sirenas
ó lúdicas piernas que juegan en la sombra
tu distancia de ave.
Penumbras yacen quietas como sílabas desnudas
de las yertas parsimonias que acongojan mi mirada
cual hube de tangir la sola espuma, ya tu falda
la mirada del océano que busca la plegaria.
Una nieve alcanza el moreno cauce que despiertas
cual sombra que anochece tras el crepúsculo dormido
y esa alhaja que se funde al horizonte tupido
de tus desnudas manos,
aleja el horizonte de mis ojos
y enciende las cavernas que hay detrás de mi pasado
como un declive de alas que en el vuelo
se acercan más al cielo
y no buscan más que en el iris de tus ojos
la bandurria alada de separadas brumas ó nubes
mis antojos.
Conmigo subes?
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