Horizonte oscuro, tu pie claro, por la efigie dividida del tiempo, una manzana
en la bruma desigual sonrisa clara
por el medido pasajero sin voz, de luna aguada.
Estéril firmamento sin voces, ni frutos, ni osadías
al filamento del mar tu pie perdías,
entre las brumas de la sal pecho despierto
tu voz aceraba mi lealtad al descubierto...
Noche de mar, sola y temible
los días eran horas y apacible
tu sudor siempre dormido, aleabas en las cumbres vespertinas
el oro al sol
naciente can despierto.
De verano era la brisa que inundaba tu simiente
como perfume distante y más sonriente,
la luna en cebo distraía la memoria
de un solo eco que disocia a la historia...
Y en el arte de planear verticales arrebatos
mi voz atañe a un verso, juvenil recato
de un circo que anega tu verde cintura
volaba en cirros y aquejaba fortalezas...
Y las épicas simplezas
como astros pierdes en la noche
cabalgar un sol dormido en el derroche
de sentir murciélagos despiertos
antes del anochecer, ó de finalizar el cuadro,
pues es la sombra
con los ojos abiertos en desmedro
de los blancos azulejos
la distancia a que perplejos
quedan absortos en la noche
pues el fruto de tu mano
al abrir tu parsimonia
era un sastrecillo menor que coloreaba la funda
en la impronta del dolor
de tus manos, el arte, la flor
el amor.
en la bruma desigual sonrisa clara
por el medido pasajero sin voz, de luna aguada.
Estéril firmamento sin voces, ni frutos, ni osadías
al filamento del mar tu pie perdías,
entre las brumas de la sal pecho despierto
tu voz aceraba mi lealtad al descubierto...
Noche de mar, sola y temible
los días eran horas y apacible
tu sudor siempre dormido, aleabas en las cumbres vespertinas
el oro al sol
naciente can despierto.
De verano era la brisa que inundaba tu simiente
como perfume distante y más sonriente,
la luna en cebo distraía la memoria
de un solo eco que disocia a la historia...
Y en el arte de planear verticales arrebatos
mi voz atañe a un verso, juvenil recato
de un circo que anega tu verde cintura
volaba en cirros y aquejaba fortalezas...
Y las épicas simplezas
como astros pierdes en la noche
cabalgar un sol dormido en el derroche
de sentir murciélagos despiertos
antes del anochecer, ó de finalizar el cuadro,
pues es la sombra
con los ojos abiertos en desmedro
de los blancos azulejos
la distancia a que perplejos
quedan absortos en la noche
pues el fruto de tu mano
al abrir tu parsimonia
era un sastrecillo menor que coloreaba la funda
en la impronta del dolor
de tus manos, el arte, la flor
el amor.
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